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AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR
La situación: Bajo el efecto del cambio climático, el deshielo se ha acelerado en estos últimos años y por ende la subida del agua. En su más reciente informe, los científicos del GIEC indican que entre 2005 y 2015 el nivel de mares y de océanos registró un aumento promedio de 3.6 milímetros al año -con variaciones de más o menos 30 % según las regiones. Un aumento que se generó a un ritmo 2.5 veces más rápido que en el siglo 20.
Este informe también advierte sobre las importantes dudas que prevalecen con relación a la futura evolución de los casquetes de hielo de Groenlandia y del Antártico, y no descarta que su derretimiento pueda acelerarse bruscamente. “Actualmente, de acuerdo con diversas hipótesis, se estima que será de más de un metro de aquí a finales de siglo. Sin embargo, según algunos científicos, en caso de desequilibrio de la Antártica el nivel marino podría aumentar de 2 metros”, señala Marie-Noëlle Woillez, especialista de temas climáticos en la Agence Française de Développement (AFD). Con las consiguientes consecuencias: inundaciones en las zonas costeras, infiltraciones de agua salada en las capas freáticas cercanas al litoral, desplazamientos poblacionales…
Las soluciones: Fuera de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, no existen soluciones universales: todo depende del contexto local. “Se pueden apoyar proyectos de adaptación como la conservación de ecosistemas o la protección contra la erosión del litoral”, indica Timothée Ourbak, especialista del cambio climático en la AFD.
En 2018, la AFD destinó 1 600 millones de euros para proyectos de adaptación en los países vulnerables a las consecuencias del cambio climático.
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ACIDIFICACIÓN, CALENTAMIENTO Y PÉRDIDA DE OXÍGENO EN LOS OCÉANOS
La situación: Los océanos interactúan con la atmósfera y absorben una importante proporción del dióxido de carbono existente y del excesivo calor generado por el efecto invernadero. Lo cual genera cuatro consecuencias mayúsculas sobre su equilibrio: las aguas superficiales son cada vez más calientes, ácidas y se empobrecen en oxígeno y en nutrientes.
"De aquí a finales de siglo, los océanos y los mares de latitudes altas podrían ser corrosivos para algunas especies, lo cual representaría una amenaza para gran cantidad de organismos marinos y provocaría posibles migraciones. Además, océanos más calientes, con menos oxígeno y menos nutrientes, significa obligatoriamente menos peces”, advierte Timothée Ourbak. “A escala de tiempos geológicos, se puede pensar que los ecosistemas podrían adaptarse a cambios tan importantes. Pero a escala humana, planteará muchos problemas”.
Las soluciones: Esos impactos se producen en un contexto en el que las especies marinas ya sufren de estrés causado por actividades humanas, como la sobrepesca y la contaminación plástica. Las soluciones: “El informe preconiza que se reduzcan esas presiones pero también que se construyan reservas naturales en donde la fauna marina pueda refugiarse”, propone Marie-Noëlle Woillez.
En Mauritania, por ejemplo, la AFD y el Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial (FFEM) destinaron 2.5 millones de euros para apoyar un proyecto de conservación y de extensión de áreas protegidas marinas y costeras, contribuyendo así a la renovación de las poblaciones de peces.
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DESHIELO DEL PERMAFROST
La situación: En las regiones árticas existen amplias áreas congeladas de manera permanente. Es lo que se llama el permafrost -o bien pergelisuelo. Ahora bien, con el cambio climático estos suelos se deshielan y liberan gases de efecto invernadero que hasta ahora se encontraban almacenados.
"Según la hipótesis más pesimista del GIEC, 99% del permafrost cercano a la superficie podría derretirse de aquí a 2100. Sin embargo, en la actualidad no hay nada preciso sobre las cantidades de carbono que pudieran emanar. Se estima que podrían ser decenas o centenas de miles de millones de toneladas. Eso sin tomar en cuenta al permafrost profundo, más difícil de analizar”, señala Marie-Noëlle Woillez.
Las soluciones: Una vez más, la solución reside en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el cambio climático planetario que podría acelerarse con el deshielo del permafrost. En ese sentido, la AFD es sumamente activa: se ha comprometido a realizar una actividad 100% compatible con el Acuerdo de París a nivel climático, se ha fijado un objetivo de 5 000 millones de euros de financiamiento anual para cuestiones climáticas a partir de 2020, y brinda apoyo a numerosos países para revisar sus compromisos climáticos y definir a largo plazo estrategias de bajo carbono y resilientes.
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SE INTENSIFICAN LOS ACONTECIMIENTOS CLIMÁTICOS EXTREMOS
La situación: El informe indica que es probable que los ciclones se intensifiquen, al igual que los impactos de fenómenos oceánicos tipo El Niño -sequías, reflujo de aguas calientes hacia zonas de pesca, inundaciones y tormentas tropicales.
"Lo que era algo excepcional ya no lo será. Las importantes inundaciones que conllevan las tormentas costeras muy violentas y que en la actualidad se generan una vez por década, podrían producirse una vez al año hacia 2060”, advierte Timothée Ourbak.
Las soluciones: Apoyar la creación de normas incitativas para la construcción de infraestructuras resilientes a los ciclones, facilitar la seguridad de los bienes en las zonas de riesgo, fortalecer los sistemas de observación de los fenómenos climáticos extremos y los sistemas de alerta… Son proyectos en los que actualmente se encuentra involucrada la AFD. “Este tipo de proyectos representan poca inversión pero evitan fuertes daños”, explica Marie-Noëlle Woillez. En otras palabras, prevenir para protegerse mejor y reconstruir después de la tempestad. Sin embargo, antes que nada, es necesario hacer todo lo posible para evitar la tempestad.