• logo linkedin
  • logo email
salud, clima, AFD, Asia, África, impacto, cambio climático
Los efectos del cambio climático empiezan a notarse en la salud humana. Descripción de los actuales impactos y de los que podrían producirse.

«El principal riesgo del siglo 21 para la salud pública pero también su mayor oportunidad”. Así es como la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfoca el actual fenómeno del cambio climático. En un estudio llegó incluso a evaluar sus posibles consecuencias: cerca de 250 000 muertes adicionales al año, en promedio, entre 2030 y 2050.

¿De qué manera afectará el cambio climático a nuestra salud? ¿Es algo que ya nos concierne actualmente? ¿Quiénes serán los más afectados? ¿Qué podemos hacer para limitar sus efectos?

¡Abra cada sección para ver las respuestas!

 

  • Los impactos

1. Olas de calor más frecuentes
Lo evidente

Las actividades humanas ya han provocado un aumento de la temperatura planetaria de 1°C con relación a los niveles preindustriales, según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Los últimos cuatro años han sido los más cálidos desde 1880, fecha en la que se empezó a medir la temperatura de la superficie terrestre. Y los períodos de canícula son cada vez más frecuentes. 

En la actualidad

La cantidad de personas vulnerables a las olas de calor – con posibilidades de sufrir un malestar o una agravación de su insuficiencia cardiaca, por ejemplo- pasó de 125 millones en 2000 a 175 millones en 2015, según la revista científica The Lancet. En 2003, una canícula causó más de 70 000 muertes en Europa.

El alza de temperaturas también afecta a la producción agrícola. Desde el año 2000, la productividad de los trabajadores se ha reducido de 5.3% en las zonas rurales, según The Lancet. Lo cual constituye una amenaza para los medios de subsistencia de la población campesina en el mundo entero, mientras que la malnutrición crónica afecta ya a más de 800 millones de seres humanos.

La concentración de alérgenos y de contaminantes en el aire -polen, ozono…- también tienden a aumentar con la temperatura lo que provoca crisis de asma y agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. 

Por último, la frecuencia de la violencia tiende a incrementarse con el calentamiento planetario: +4% en promedio por cada grado por encima de los valores normales en cada temporada, según un estudio. Entre más alta es la temperatura nocturna, más mal dormimos y más irritables estamos al día siguiente.

Mañana

Con el alza de las temperaturas mundiales, las olas de calor serán más frecuentes y más intensas. Aunadas a una fuerte humedad, como sucede en las regiones tropicales, podrían incluso ser mortales de aquí a finales de siglo: Según un estudio, 48 a 78 % de la población mundial podría verse obligada a exiliarse. Con consecuencias en cadena a nivel del acceso a la atención médica de esas poblaciones.

En 2050, cerca de la mitad de las tierras de cultivo africanas podrían verse sometidas a condiciones climáticas hasta ahora desconocidas, con importantes consecuencias para la producción agrícola. Adicionalmente, en América Latina y en Asia meridional podrían surgir problemas de seguridad alimentaria. De acuerdo con The Lancet, cada grado de temperatura adicional provocaría una disminución de 6% en el rendimiento del trigo, y de 10% en el del arroz.

En lo que toca a la contaminación del aire, con el alza de temperaturas debería aumentar el número de muertes que se le atribuyen. En particular en África, debido a su rápida urbanización.

2. Lluvias más aleatorias
Lo evidente

Se ha demostrado que las actividades humanas contribuyen a alterar el régimen de lluvias en el mundo. La cantidad de catástrofes naturales relacionadas con la meteorología que se registran anualmente se ha más que triplicado desde la década de 1960.

En la actualidad

La frecuencia y la intensidad de las inundaciones aumentan, la gente muere ahogada y se propagan ciertas enfermedades como el cólera. Los períodos de sequías debido a la falta de lluvias también han aumentado en estos últimos años.

Mañana

El hecho de que las precipitaciones sean cada vez más aleatorias tendrá probablemente un impacto en el abastecimiento de agua dulce. La falta de agua salubre puede afectar la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que cada año provocan la muerte de cerca de 500 000 niños menores de 5 años”, estima la OMS. “Debido al cambio climático, es probable que de aquí a 2090 las zonas afectadas por las sequías se extiendan, la frecuencia de las sequías extremas se duplique y su tiempo promedio se multiplique por seis”.

Las catástrofes naturales ocasionadas por eventos climáticos extremos (inundaciones, sequías) son los fenómenos que engendran las consecuencias más graves”, advierte Christophe Paquet, responsable del Departamento Salud y Protección Social en la Agence française de développement (AFD). 

En efecto, exponen a los grupos vulnerables a choques exógenos que no sólo tienen un impacto sobre su salud, también afectan de manera más general su capacidad de sobrevivencia económica”.

3. Mayor propagación de enfermedades
Lo evidente

El aumento de temperaturas está alterando los espacios de vida de numerosas especies animales y vegetales. Algunas huyen de aguas demasiado calientes o de tierras demasiado áridas. Otras, por el contrario, colonizan nuevos territorios aprovechando sus temperaturas más templadas.

De esta manera, algunas especies de mosquitos, como el mosquito-tigre, están extendiendo su zona de influencia. Pero son especies que pueden transmitir enfermedades como el dengue o la fiebre Chikungunya y las introducen en zonas en donde las poblaciones no están preparadas.

En Australia, se observa que miles de ratas migran de las regiones en donde la alimentación escasea hacia las grandes ciudades. Llevan consigo enfermedades e infectan a otros animales en el camino.


En la actualidad

El alza de temperaturas se ha vinculado a la creciente incidencia de paludismo en Kenia y en Madagascar, así como a un nuevo brote de Chikungunya que se generó en el Océano Índico en 2005. Por su parte, un informe publicado por la revista científica The Lancet señala que la capacidad de infección del mosquito que transmite el dengue ha aumentado de 9% desde 1950. Algunas enfermedades también registran periodos epidémicos más largos: tal es el caso de la meningitis que perdura en la región africana del Sahel, favorecida por una temporada seca más larga y zonas desérticas más extensas.

Más de la mitad de los Estados miembros de la Organización Mundial de Sanidad Animal también han informado sobre nuevos brotes o la reaparición de enfermedades infecciosas directamente relacionados con las condiciones climáticas, empezando por la fiebre del Valle del Rift, la fiebre West Nile y la fiebre catarral ovina”, señala Christophe Paquet.

Mañana

Con la progresiva extensión de las zonas de repartición de los mosquitos vectores del dengue o de la fiebre Chikungunya, la prevalencia de estas enfermedades podría ser muy superior en los próximos años. Según algunos estudios, 2 000 millones de personas adicionales podrían verse expuestas al riesgo de transmisión del dengue de aquí a 2080.

Las lluvias abundantes y el alza de temperaturas también podrían favorecer la proliferación del cólera y de enfermedades diarreicas cuando hay malas condiciones de higiene y de saneamiento. Además, debido a temporadas de sequía cada vez más largas e intensas, existe la posibilidad de que las epidemias de meningitis se propaguen más allá de sus zonas históricas en África. 

Todo esto corresponde únicamente a lo que podemos suponer. Ya que también podrían surgir nuevas enfermedades de tratamiento potencialmente difícil.
 

  • Las víctimas


Todos vamos a sentir los efectos del cambio climático. Pero algunas personas están más expuestas que otras: en los Pequeños Estados Insulares, a la orilla del mar, en la montaña, en las regiones tropicales, en las zonas polares y en las grandes metrópolis.

Algunas personas son más vulnerables porque viven en países en donde es común trabajar al aire libre, no se acostumbra el uso de climatizadores y, sobre todo, sus sistemas de salud son deficientes. “En los Países Menos Adelantados, los sistemas de salud tienen un financiamiento insuficiente, son estructuralmente frágiles y actualmente ya enfrentan los retos de las transiciones demográficas y epidemiológicas, por lo que no podrán resolver esas situaciones sin llevar a cabo acciones firmes para consolidar sus capacidades”, advierte Christophe Paquet.

Actualmente se estima que, debido a una falta de protección social suficiente, cada año 100 millones de personas tienen que hacer gastos de salud que provocan su empobrecimiento. En África y en Asia meridional, una de cada tres familias tiene que vender sus bienes o endeudarse para financiar intervenciones sanitarias vitales.

Más frágiles que el resto de la población, los niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores, discapacitadas o enfermas se verán aún más expuestos a las consecuencias sanitarias del cambio climático planetario.
Lentamente, se está perfilando una gran injusticia: aunque las poblaciones de los países en desarrollo han contribuido muy poco al cambio climático del planeta, serán ellas las que pagarán el precio más alto. 

 

  • Las soluciones

1. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

Es la solución más evidente: para limitar los efectos del cambio climático en la salud humana, es necesario empezar por frenar este mismo cambio climático y, para ello, reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Al respecto, resulta imperativo efectuar importantes cambios en varios sectores: transportes, alimentación, vivienda, industria, bosques… Y afortunadamente ya existen numerosas soluciones que podemos aplicar.

La Agence française de développement se ha orientado decididamente en ese sentido: hoy apoya a numerosos países para revisar sus compromisos climáticos y definir estrategias de bajo carbono y resilientes a largo plazo. También se ha fijado dos grandes objetivos: llevar a cabo una actividad 100% compatible con el Acuerdo de Paris sobre el Clima y destinar al menos 5 000 millones de euros al año para financiar acciones climáticas a partir de 2020.
 

2. Protegerse de los impactos del cambio climático 

Cada vez más ciudades y países están generando medidas de adaptación a las consecuencias del cambio climático. Objetivo: reducir los impactos futuros y aumentar la resiliencia de las poblaciones concernidas. Actualmente, la AFD asesora a numerosos países vulnerables para la aplicación de dichas medidas: apoyo para la preparación de programas estructurantes en el ámbito de la adaptación al cambio climático, apoyo para la construcción de diques, restauración de áreas naturales…. En 2018, la AFD destinó 1 600 millones de euros a estos temas.
 

3. Fortalecer los sistemas de salud 

La resiliencia al cambio climático de los países más pobres también dependerá de la calidad de sus sistemas de salud. “En los Países Menos Adelantados debemos apoyar los esfuerzos de adaptación en los seis pilares de un sistema de salud definidos por la OMS: las infraestructuras, los equipamientos, los medicamentos, los recursos humanos, la gobernanza y los sistemas de información”, precisa Christophe Paquet, responsable del Departamento Salud y Protección Social en la AFD. 

Para lograrlo es imperativo que los recursos generados por la ayuda al desarrollo converjan hacia programas de adaptación con una visión holística de la salud que vayan más allá de la lucha contra tal o cual enfermedad”.

En ese sentido, la Agence française de développement apoya un programa en Las Comoras que ha permitido rehabilitar hospitales y dispensarios, proporcionar equipamiento y medicamentos, capacitar a enfermeras y parteras, así como crear un sistema de tercero pagador que permite a las mujeres acceder casi gratuitamente a una atención obstétrica. 

En 2018, la AFD destinó 497 millones de euros para la salud en el mundo. Lo cual ha permitido mejorar el acceso a la atención médica para 14 millones de personas.
 


Christophe Paquet : “El principal reto consiste en fortalecer los sistemas de salud de los países más pobres”.


 

4. mejorar la vigilancia de las epidemias

Las crisis sanitarias graves se pueden evitar, o por lo menos mitigar, si se mejoran los mecanismos de detección, de seguimiento y de alerta de las epidemias a escala regional. 
Lo cual consiste en facilitar la comunicación entre los países y hacia las poblaciones respecto a la información sanitaria de las epidemias en curso. Pero también en aumentar los recursos que se destinan a esos países para luchar contra las enfermedades.

Gracias al apoyo de la AFD, la Comisión del Océano Indico cuenta ahora con una capacidad de vigilancia y de alerta de las enfermedades que cubre a sus cinco Estados miembros, entre los que se cuenta Francia por su departamento administrativo de La Reunión. Hace poco, contribuimos a agregar el tema de la salud animal. Si el ser humano quiere estar sano, es necesario que su entorno también lo esté”, explica Christophe Paquet. De nuevo, más vale prevenir que curar.