• logo linkedin
  • logo email
¿Cómo garantizar que mujeres y niñas tengan un acceso equitativo a la salud, en especial en África? Tomando más en cuenta la perspectiva de género en toda reflexión relacionada con la aplicación de las políticas de salud pública. Explicación.

Aminata, que tiene alrededor de 30 años y es madre de cinco niños, conserva un recuerdo traumático del parto que tuvo en el Centro de Salud de Andokoua-Abobo, suburbio de Abiyán. A pesar de sus contracciones, se desplazó a pie desde su casa hasta el Centro de Salud y cuando llegó le administraron inmediatamente dos dosis de un suero destinado a acelerar el parto, pero sin que ella lo hubiese solicitado. Su mano se infló rápidamente, sin embargo la partera no acudió a examinarla. Después de dar a luz, “el aire entraba y secaba la sangre en mi interior”, explicó la mujer a Yannick Jaffré y Jean-Pierre Olivier de Sardan, autores de la investigación Une médecine inhospitalière, les difficiles relations entre soignants et soignés dans cinq capitales d’Afrique de l’Ouest (Una medicina inhospitalaria, las difíciles relaciones entre personal médico y pacientes en cinco capitales de África Occidental).

La partera sacó el coágulo, pero me dolía; el segundo también; al llegar a la tercera fase, ya no acepté, me dolía mucho. Les dije que lo haría yo misma en casa”, precisó Aminata.


Las mujeres corren mayores peligros

Para los dos sociólogos, el caso de Aminata resume perfectamente los riesgos que conlleva la atención médica a las mujeres en algunas regiones del mundo. Es el caso, en particular, en África Occidental en donde las mujeres representan 80 por ciento de los pacientes atendidos en los centros de salud primaria por lo que son las principales víctimas de las fallas de los sistemas de salud.

Desde su acceso al Centro de Salud hasta el diagnóstico erróneo del personal médico, pasando por la falta de atención posnatal elemental, cada etapa de la atención médica que recibió Aminata estuvo plagada de escollos. Además, la joven fue objeto de distintas formas de violencia física y psíquica.

Todas esas deficiencias, que durante mucho tiempo se han ocultado, representan amenazas directas para la salud de millones de mujeres en el mundo así como para la de sus hijos. Pero ya se empiezan a ver cambios. “Ahora que la cuestión de las desigualdades de género se toma cada vez más en cuenta en las reflexiones sobre la aplicación de las políticas de desarrollo, resulta necesario abordar de manera diferenciada los hábitos de las mujeres en materia de salud e identificar correctamente sus necesidades específicas”, señala Anne Roos-Weil, coordinadora del tema género en el departamento de Salud de la Agence française de développement (AFD).

El peso de los tabúes

Primer reto: mejorar el ingreso y la atención médica de las pacientes: “Hemos observado que por lo general los prestadores de servicios médicos reciben a las pacientes con muchos prejuicios sobre lo que se debe hacer o no se debe hacer; su posición es de expertos y no de alguien que escucha. En ese sentido es necesario que el personal esté mejor capacitado”, destaca la especialista.

Por su parte, las mujeres que acuden a los establecimientos de salud, no se atreven a formular sus necesidades por distintas razones que tienen que ver con su precariedad económica, su falta de educación pero también con los tabúes que todavía existen en numerosos países en todo lo que toca al cuerpo humano: “A menudo no se sienten con facultad para hacer preguntas al personal médico”, confirma Anne Roos-Weil.

Otro factor determinante: concientizar a los eventuales compañeros de las pacientes, que son los grandes ausentes de la atención médica incluso en situaciones que los conciernen directamente como sucede en los servicios de pediatría o de obstetricia. “Porque la salud se considera como ‘un asunto de mujeres’”, señala Anne Roos-Weil.

Los hombres no se sienten autorizados a involucrarse en esos temas, a informarse, a acompañar a sus mujeres, y en ocasiones ni siquiera a solicitar atención médica para sí mismos”, agrega la especialista.


Un problema social a nivel mundial

¿Cuál es la solución a estos distintos retos? Es fundamental proceder de manera transversal, de modo que las políticas de salud pública salgan de su terreno y que las mentalidades puedan cambiar de forma perenne, más allá de los muros del hospital.
 “Las discriminaciones relacionadas con el género son un problema social a nivel mundial”, destaca la especialista de la AFD. “Por ello, apoyamos distintos proyectos destinados a diferentes espacios públicos que, a través de métodos originales, se enfocan en diversos tipos de población”, agrega.

Comunicar sobre el género, pero desde un punto de vista lúdico. Es el objetivo que tiene la serie de televisión C’est la Vie!, (!Es la vida !) que se inspira del concepto Edutainment (educación a través del juego) y que por medio de una identificación con los personajes permite desarrollar modelos de vida atractivos para las jóvenes y abordar temas tabúes más fácilmente. ¿Y cómo interesar a la población masculina? La AFD apoya a AlloLaafia, un servicio de SMS para el envío masivo de mensajes de concientización, que se personalizan en función del género y que en Burkina Faso ha probado su eficiencia en interesar a los hombres (más de la mitad de los suscriptores) e implicarlos en temas de salud.


El reto de la capacitación

Concientizar al personal médico sobre los temas de género también representa un reto crucial. Por ello, en Chad, la AFD respalda un programa de capacitación práctica adaptado a la realidad del terreno y destinado a los profesionales del sector salud en todos sus niveles. “Más allá de sus competencias técnicas, los socios de Expertise France, como el Mouvement français du planning familial (Movimiento francés de planeación familiar), capacitan a los prestatarios de servicios de salud para tomar en cuenta los obstáculos que enfrentan las mujeres cuando quieren ejercer sus derechos y acceder a la atención médica”, destaca Anne Roos-Weil.

En Afghanistán, la AFD participa en el desarrollo de estructuras “con perspectiva de género”: espacios creados y destinados a las mujeres. Y, en Túnez, en Sidi Bouzid, la agencia ayuda a instalar un proceso participativo para el diseño y la organización de su hospital que concede un amplio espacio a las asociaciones regionales de mujeres, lo cual permite asegurar que, en cada etapa, las necesidades y las expectativas de las mujeres se tomen en cuenta de manera adecuada.

Por último, la AFD apoya a los Estados que crean sistemas de financiamiento destinados a reducir el obstáculo financiero, en particular a nivel obstétrico (paquete obstétrico en Mauritania, bono de salud en Camerún, sistema de tercero pagador para atención obstétrica en las Comoras). Más allá de las acciones de concientización que pretenden cambiar la mentalidad, es necesario que todas las mujeres tengan la seguridad de que pueden pagar su atención médica.