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empleo juvenil en africa
En el continente africano, millones de nuevos entrantes se incorporarán próximamente a un mercado laboral que, actualmente, se caracteriza por el desempleo masivo de jóvenes y una multitud de empleos precarios. ¿Cuáles son las condiciones que permitirán una transición demográfica favorable al objetivo de un trabajo digno para todos?

África enfrenta desde ahora un desafío demográfico mayor. Según recientes estimaciones de las Naciones Unidas, la población del continente se duplicará de aquí a 2050, y pasará de 1000 millones de habitantes en la actualidad a cerca de 2400 millones. Además, la mitad de sus habitantes serán menores de 25 años, lo cual plantea de manera urgente el tema de la capacidad de su economía para absorber a esos millones de nuevos entrantes que van a ensanchar su mercado laboral.

Actualmente, las cifras del Banco Mundial indican que los jóvenes representan 60 por ciento de los desempleados en África, y aquellos que cuentan con un empleo, en la gran mayoría de los casos, lo ejercen en el sector de la economía informal. El más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a este tema data de 2018 y señala que en África 94.9 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años trabaja en la economía informal. En África Occidental, el porcentaje llega hasta 97.9. Si en las próximas décadas no se hace nada para impulsar la creación de empleos de calidad y frenar el crecimiento demográfico, el desempleo masivo de los jóvenes o el incremento de empleos precarios podrían ser factores constitutivos de muy fuertes protestas sociales y de una imperiosa movilidad. Por el contrario, si esta transición demográfica conlleva medidas firmes a favor de la formación y del empleo de los jóvenes, generadas por políticas públicas como por el sector privado, representará una formidable oportunidad para el desarrollo del Continente.

Por ello, en el plan adoptado por los jefes de Estado y de Gobierno de África en enero de 2017, la Unión Africana los instaba a “aprovechar plenamente el bono demográfico”, el cual se entiende como “la ventaja susceptible de surgir cuando un país cuenta con una parte relativamente importante de su población en edad productiva debido a una baja en la tasa de fecundidad”. Sin embargo, estas oportunidades económicas para la juventud podrán crearse únicamente si: «se invierte de manera eficiente en su salud, en su empoderamiento, en su educación y en su empleo a través de la acción pública y la participación del sector privado”, destacó la Unión Africana.
 


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