Siete pruebas de que la ayuda al desarrollo es esencial para el medioambiente

publicado el 17 Septiembre 2018
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La situación climática es preocupante, sin embargo, son muchos los que buscan cambiar las cosas y facilitar una transición ecológica. Entre ellos, los actores de la ayuda pública al desarrollo, son estas instituciones quienes financian en nombre de los Estados más ricos, proyectos o equipamientos en todo el mundo, jugando un rol esencial. La prueba en siete puntos.

1. IMPULSA A LOS PAÍSES A TOMARSE EL CAMBIO CLIMÁTICO COMO ALGO SERIO

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© Naciones Unidas / Flickr

 

La amplitud de la crisis ecológica exige una fuerte y rápida movilización de todos los países. A pesar de esto, muchos de ellos no lo han convertido en una prioridad, objetando los gastos que esto implica o por falta de interés

La ayuda al desarrollo permite cubrir estos vacíos subvencionando los programas de reforestación, por ejemplo, otorgando créditos a tazas de interés favorables para financiar la transición energética, o proponiendo valoraciones para identificar los puestos de reducción de gases a efecto de invernadero; esta ayuda permite igualmente impulsar a los países a tomarse el cambio climático en serio.

Cada vez son más los bancos y agencias de desarrollo, entre ellas la Agencia francesa de desarrollo (AFD), que también deciden hacer compatibles sus financiamientos con el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Esto estimula a los países deseosos de obtener estas ayudas, a adaptar sus proyectos para que sean bajos en emisiones de carbono y resilientes al cambio climático.

 

2.  APROVECHA LOS BENEFICIOS ECONÓMICOS DE LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA

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© Didier Gentilhomme / AFD

 

La adaptación de la sociedad a reducir su impacto sobre el medio ambiente, no puede hacerse sin las inversiones necesarias. Afortunadamente, estas transiciones ecológicas son portadoras de extraordinarias oportunidades económicas y sociales.

Crean nuevos empleos, posicionan a las empresas en nuevos mercados, diversifican las fuentes de ingresos… Esto se acompaña de impactos positivos en la educación, la salud y el acceso a los servicios básicos. Abriendo paso a proyectos innovadores, estas inversiones ayudan a construir una sociedad más justa, más sostenible y más próspera.

 

3. PERMITE A CIERTOS PAÍSES ADAPTARSE AL CAMBIO CLIMÁTICO

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© Naciones Unidas / Flickr

 

Algunos países, incluso teniendo la voluntad de preservar el medio ambiente, puesto que son muy vulnerables, no poseen de los suficientes conocimientos para prepararse contra los impactos del cambio climático, es el caso de los pequeños estados insulares.

Afortunadamente, y desde hace varios años, son numerosos los bancos de desarrollo que proveen de esta ayuda técnica de forma cotidiana. A través de la iniciativa Adapt’Action, la AFD asesora actualmente a 15 países, principalmente en el Caribe y el océano Índico. Esto consiste por ejemplo, en ayudar al gobierno de la isla Mauricio a poner en marcha un plan nacional de reacción y anticipación de riesgos e inundaciones.

 

4. SIN ELLA, ALGUNOS PAÍSES NO LOGRARÍAN FINANCIAR SU TRANSICIÒN ECOLÓGICA

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© Prashanth Vishwanathan / AFD


Transformar los sectores de los transportes, de la energía, de la agricultura, de las finanzas o de la industria para alinearlos con los desafíos medioambientales cuesta caro; y los financiamientos son generalmente difíciles de encontrar, ya que los inversionistas juzgan los proyectos como arriesgados, o el país concernido no cuenta con el apoyo de los mercados financieros.

La ayuda pública al desarrollo permite evitar estos obstáculos otorgando financiamientos a los actores de la transición ecológica, y a un costo accesible – si no es que se trata simplemente de donaciones. Es una herramienta esencial para facilitar la mutación económica y social.
 

 

5. PERMITE APOYAR A LOS ACTORES NO ESTATALES

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© Sia Kambou / AFD

 

Nos equivocaríamos si no tomáramos en cuenta la importancia de lo actores no estatales (comunidades locales, asociaciones, empresas, sindicatos…) en el progreso de la sociedad hacia un modelo de bajas emisiones de carbono. El problema es que faltan con frecuencia los medios económicos para realizarlo.

Es ahí donde intervienen los bancos de desarrollo, destinándoles una parte importante de sus inversiones, con el fin de orientarlos hacia soluciones sustentables o apoyar proyectos pioneros. La ONG CIPCA se vio beneficiada de esta forma, con una subvención de la AFD de 2 millones de euros en 2015, para promover la agroecología en Bolivia. Los beneficios son considerables.

 

6. MUESTRA EL CAMINO A LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS

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© Yashas Chandra / AFD

 

A veces, los bancos son reticentes a la idea de financiar proyectos benéficos para el medio ambiente. Esto por falta de interés… o porque no disponen de los conocimientos necesarios. La ayuda pública al desarrollo permite en estos casos acompañarlos en este sentido.

Con mecanismos como el SUNREF, el sello de calidad finanza verde de la AFD, incentivamos a las instituciones financieras locales a financiar la eficacia energética de los edificios, las prácticas agrícolas virtuosas o la energía fotovoltaica; poniendo a su disposición préstamos y una asistencia técnica.

Timothée Ourbak, experto en medio ambiente de la AFD.

En el 2009, la AFD puso a la disposición de tres instituciones financieras sudafricanas una línea directa de crédito de 120 millones de euros, para financiar proyectos de energías renovables o de eficiencia energética. Una iniciativa que las motivó a continuar su apoyo a estos sectores.

 

7. SU ACCIÓN CREA UN EFECTO DE BOLA DE NIEVE CON LOS OTROS INVERSIONISTAS

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© Marc Roussel / AFD

 

Si la ayuda pública contra el cambio climático puede hacer mucho por el medio ambiente, el sector privado (bancos, empresas y filántropos) puede hacer más aún, tomando en cuenta las colosales sumas de dinero que invierte en los países en desarrollo. El desafío es orientar una parte significativa de la inversión privada hacia la transición ecológica.

Jugando un rol activo en la alianza de filántropos lanzada el pasado diciembre en la One Planet Summit, la AFD contribuye a comprometer a un grupo considerable de inversionistas privados en tres áreas clave para el clima: las energías renovables, la calidad del aire y la agricultura. Un movimiento importante que aspira a ampliarse.