Artículo publicado originalmente el 22/01/2019 y actualizado el 28/10/2024
El Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montréal, aprobado en 2022, confirmó que tienen una importante función respecto a los actuales retos que enfrenta el planeta. Las soluciones basadas en la naturaleza constituyen, ni más ni menos, una posibilidad de “restaurar, preservar y reforzar las contribuciones de la naturaleza a la población, incluyendo las funciones y servicios ecosistémicos, como la regulación climática, del aire y del agua, la salud de los suelos, la polinización y la reducción de los riesgos de enfermedades, así como la protección contra los riegos y desastres naturales”.
¿Son soluciones milagrosas? Desde hace 4500 millones de años, nuestro planeta mantiene un equilibrio dinámico y resiliente que constituye un vivero de soluciones y una fuente de innovaciones considerables… Los manglares por ejemplo: esos ecosistemas costeros que permiten almacenar grandes cantidades de CO2, proponer un hábitat y recursos a numerosas especies, frenar la erosión del litoral y reducir los riesgos relacionados con los tsunamis.
Consulte (en inglés) el programa del grupo AFD en la COP16
Sin embargo, estas soluciones no han sido lo suficientemente aprovechadas. ¿Cuál es la razón? Las reglamentaciones y normas poco incentivas, una falta de competencias y conocimientos sobre el tema, soluciones que se perciben como más riesgosas que las infraestructuras “grises”, o bien una falta de financiamiento.
No obstante, ante problemas mayúsculos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el acceso al agua potable, las epidemias o la desnutrición, la naturaleza es nuestra mejor aliada. Podría proporcionar más de una tercera parte de la mitigación climática que se requerirá hasta el 2030 para que la probabilidad de que el calentamiento mundial se mantenga por debajo de 2 °C sea de dos entre tres.
“A largo plazo es una alternativa menos costosa”
“Además, con la aplicación de esas soluciones flexibles y adaptables se pueden evitar los impactos sobre los ecosistemas naturales generados por las infraestructuras de ingeniería clásica e intervenir para adaptar las acciones emprendidas a las incertidumbres climáticas. Asimismo, aportan un beneficio para la biodiversidad al integrar este objetivo en la elaboración y puesta en marcha de esas acciones”, explicó Pauline Teillac-Deschamps, responsable de equipo para proyectos de biodiversidad en la AFD. “Adicionalmente, las soluciones basadas en la naturaleza son, a largo plazo, una alternativa menos costosa”, precisó Pauline Teillac-Deschamps. En ese sentido, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que las ganancias generadas por los ecosistemas para luchar contra el cambio climático equivalen a 170 000 millones de dólares.
Desde 2009, en la COP15 climática de Copenhague (Dinamarca), la UICN pone de relieve este concepto con el propósito de integrar mejor la preservación de los ecosistemas en la agenda climática. A partir de ese momento, su difusión se realiza en función de las numerosas experiencias efectuadas en el campo de la reforestación, el desarrollo urbano sostenible o la restauración de los ecosistemas litorales (dunas, lagunas, arrecifes de corales, manglares) que, una tras otra, demuestran su interés.
Leer también: 3 acciones para una mejor integración de la biodiversidad en las finanzas
La AFD siempre ha defendido las soluciones basadas en la naturaleza
La AFD promueve las soluciones basadas en la naturaleza desde hace muchos años, aunque sólo las integró en sus proyectos a partir de 2021 cuando se comprometió a favorecer la convergencia entre los retos climáticos y los de biodiversidad. Además, a través de la colaboración entre Francia y la UICN, apoyó financieramente a la UICN para la creación de su estándar global. Este constituye un marco de entendimiento común que permite, a inversionistas y responsables de proyectos, diseñar e identificar más fácilmente los proyectos de calidad que aplican esas soluciones y armonizar las prácticas.
“En consonancia con las orientaciones del Marco Mundial de Biodiversidad, la AFD se esfuerza por integrar mejor esas soluciones en todos sus sectores de intervención al evaluar, de manera sistemática, durante los estudios de factibilidad de los proyectos apoyados, la oportunidad de recurrir a esas soluciones”, indicó Pauline Poutrain, experta en temas climáticos y de biodiversidad en la AFD.
Actualmente, en la región de Pout, en Senegal, gracias a un financiamiento de 6 millones de euros del grupo AFD, se aplican soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la recarga de las capas de agua subterránea: instalación de setos cortavientos para preservar la humedad de los suelos agrícolas, aplicación de prácticas agroecológicas y restauración de la vegetación a la orilla de los cursos de agua.
Promover la participación del sector privado
Para fomentar este tipo de proyectos, la AFD también se integró en 2024 a la iniciativa Nature Solutions Finance Hub del Banco Asiático de Desarrollo. “Permitirá mancomunar los esfuerzos para que emerjan proyectos de gran impacto en Asia y en el Pacífico. Para esto, se elaborarán mecanismos de financiamiento innovadores que involucrarán al sector privado y se compartirán buenas prácticas y experiencias entre los socios del hub y los gobiernos”, destacó Pauline Poutrain.
La AFD también lo integra en sus esfuerzos de investigación a través de su programa para una economía a favor de la naturaleza Ecopronat. Los temas abordados cubren principalmente la restauración y gestión de las zonas húmedas en Uganda, la implementación de proyectos urbanos a partir de casos en Ruanda y en Etiopía, así como la adaptabilidad de proyectos en América Latina.