A partir del próximo 13 de marzo, se escucharán los primeros pelotazos en la Dakar Arena y en otros escenarios deportivos en donde jugarán los doce clubs de la Basketball Africa League (BAL) que tiene como finalidad llevar al baloncesto de alto nivel hasta el corazón de África. Aunque no es su único proyecto. La pelota naranja también será un vector para llevar a cabo ambiciosos objetivos de desarrollo en materia de educación, de salud, de ciudadanía, de igualdad de género, de desarrollo sostenible y de emprendimiento. Es precisamente el propósito del acuerdo de asociación que han establecido la Agence française de développement (AFD) y la NBA, la célebre liga de baloncesto de Estados Unidos que tuvo la iniciativa de crear la BAL.
Para Rémy Rioux, Director General de la AFD, "la Basketball Africa League representa todo lo que el deporte puede aportar en términos de vínculo social, de acceso a la ciudadanía, de igualdad de género, de medio ambiente, de economía”.
Rémy Rioux reiteró que “es necesario invertir en África, en su juventud, en el deporte” y destacó que la BAL es un proyecto “panafricano, impulsado por los africanos”. “Es un proyecto muy ambicioso que va a generar creatividad e innovación, además de cambiar la manera en la que el resto del mundo mira al África”, aseguró.
Una escuela de formación de ciudadanos, una herramienta de desarrollo económico
Después de haber celebrado la presencia de representantes de Malí, de Ruanda, de Angola y de otros países africanos en un auditorio repleto, Amadou Gallo Fall manifiesta su entusiasmo. Para el presidente de la Basketball Africa League y vicepresidente de la NBA, la situación es evidente: “Compartimos con la AFD nuestra pasión por África, y en particular por su juventud. El básquet es un importante vector de impacto sobre la juventud africana. Y una herramienta ideal para formar a verdaderos ciudadanos dispuestos a promover a esa África fuerte e independiente con la que todos soñamos”. Amadou Gallo Fall, explica que con la ayuda de la Federación Internacional de Baloncesto, que participa en el proyecto, la BAL será una liga que va a promover a “todas las componentes del desarrollo, incluyendo al desarrollo económico”, inseparable de las demás ambiciones del proyecto.
Los doce equipos jugarán en seis ciudades, de viernes a domingo. Las fases finales se llevarán a cabo en la gran sala recién estrenada de Kigali, en Ruanda. Para los jugadores como para los aficionados serán oportunidades para viajar, intercambiar, pero también un motivo para impulsar al sector del turismo o bien la construcción de nuevas infraestructuras. Una aventura colectiva, que se inspira de las trayectorias de todos esos jugadores y jugadoras de baloncesto, africanos o de origen africano, para quienes el deporte ha representado un fantástico estribo en su vida.
“El deporte borra las diferencias”
Diana Gandega, que nació en Francia, descubrió Malí, el país de su padre, cuando fue seleccionada por el equipo nacional. “No conocía el país y no hablaba el idioma. Al principio, en el equipo, me decían ‘la blanca’, y luego me llamaron ‘toubab’. Pero después se volvió mi familia. El deporte tiene el poder de borrar las diferencias ».
En Benin, Ahmed Taofik tenía que caminar hasta tres horas en plena noche para ir a ver los partidos de NBA por televisión. A su madre que le regaló, dos años antes de morir, sus primeros zapatos de básquet “Jordan”, le hizo una promesa póstuma. El básquet sería su destino. “Me dediqué plenamente al deporte. Gracias al básquet tuve la oportunidad de ir a estudiar a Estados Unidos”, explicó el ex miembro del equipo nacional de Benín. Cuando se retiró, creó la asociación Enfants du Bénin debout para dar a su vez algo de lo que recibió del deporte. Entre otras cosas, creó el primer torneo que mezcla jugadores hombres, mujeres y con discapacidades.
Por su parte, Dick Rutatika Sano, todavía no empieza su carrera profesional. El joven ruandés de 15 años es miembro de la prestigiosa NBA Academy Africa que combina deporte y estudios. “Dejé a mi familia a los 14 años por el básquet, integré un nuevo sistema educativo y fue duro”, explicó el adolescente que ante una asistencia de expertos manifestó tanta facilidad con el micrófono como con la pelota. “Pero he aprendido mucho, en particular sobre la manera de ser más independiente”, dijo. Si al final no se dedica al baloncesto, Dick ya sabe lo que quiere hacer: “Seré arquitecto o ingeniero, en mi país Ruanda”, precisó.
El deporte como vector de desarrollo, una "pequeña revolución cultural"
Laëtitia Habchi, responsable adjunta de la división Vínculo Social y Consejera para el tema Deporte en la AFD, anunció que próximamente se creará una plataforma Deporte y Desarrollo para facilitar las relaciones entre los diferentes actores del sector, una iniciativa que el politólogo Pascal Boniface calificó de “pequeña revolución cultural en proceso”. “Imaginen, un operador público francés que coopera con un operador privado estadunidense, algo jamás visto. Además, en un país como Francia en donde no es común que las élites valoren al deporte. Utilizar al deporte como palanca de desarrollo, es comprender que el deporte es universal”.
El último tema que se abordó no fue el menos importante: la economía: “El deporte contribuye con trillones de dólares a la economía de los países del mundo, pero no así en África. Eso tiene que cambiar”, afirma Amadou Gallo Fall. “Tenemos todo para que la BAL se convierta en un poderoso motor para la actividad económica de los países que participan”, estima. ¿Y las mujeres ya tienen su WNBA como alter ego de la NBA masculina, pero aún no hay nada parecido con la Basketball Africa League ? “!Ya llegará!” asegura el presidente de la liga, gran promotor de la igualdad de género. “Nos tienen que dejar algo de tiempo todavía, pero la voluntad por hacerlo existe”, afirma.