Nuestra historia

La AFD, creada en 1941, es la más antigua institución de desarrollo del mundo.
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Sesenta años de la AFD en Niger, historia de la AFD
En 1941, mientras la Segunda Guerra Mundial hacía estragos, el general Charles de Gaulle fundó en Londres la Caisse Centrale de la France Libre (Caja Central de la Francia Libre - CCFL). Esta institución financiera cumplía a la vez las funciones de tesoro público, banco central y banco para el desarrollo de los territorios que se habían unido a la Francia libre. Su zona de influencia se extendió rápidamente, tanto en Ultramar como en África, y se redujo su función monetaria con el fin de orientarla hacia el financiamiento de proyectos.

A lo largo de los años, la CCFL, que se convirtió en la Agence Française de Développement (AFD) en 1998, trabaja para que evolucionen sus misiones, sus socios y sus campos de acción con el fin de adaptarse a los nuevos desafíos internacionales en materia de desarrollo. Actualmente, el Grupo AFD colabora en 4200 proyectos que mejoran concretamente la vida diaria de las poblaciones en 150 países.

Años 1940

Fundada en Londres en 1941 por el general Charles de Gaulle, la Caisse Centrale de la France Libre (Caja Central de la Francia Libre - CCFL) dotó a la administración de la Francia Libre con una institución financiera que cumplía a la vez las funciones de tesoro público, banco central y banco para el desarrollo de los territorios que se habían unido a ella.

La CCFL, ubicada primero en Argel a finales de 1943, y luego en París a partir de septiembre de 1944, se convertirá en la Caisse centrale de la France d’Outre-mer  (Caja Central de Francia de Ultramar  - CCFOM).

Billete de cien francos emitido por la CCFOM en la Guayana francesa
Billete de cien francos emitido por la CCFOM en la Guayana francesa


En 1946, la Ley del 30 de abril sentó las bases del futuro sistema francés de cooperación, por medio de subvenciones del Estado y préstamos de la Caja. En adelante, la CCFOM concede directamente préstamos a las colectividades y a los establecimientos públicos de Ultramar. 
La primera agencia de la CCFOM se abrió en 1947, en Brazzaville: tenía por misión apoyar a los actores económicos y las iniciativas de desarrollo social en el terreno.

Años 1950 - 1970

Presa hidroeléctrica en el Congo, 1950 © AFD
Presa hidroeléctrica en el Congo, 1950 © AFD


Con la guerra fría y la ola de independencias como telón de fondo, Francia deseaba mantener una relación privilegiada con sus antiguas colonias. La CCFOM, después de convertirse en la Caisse Centrale de Coopération Économique (Caja Central de Cooperación Económica - CCCE) en 1958, perfeccionó sus servicios: financiamiento, préstamos, emisiones de préstamos y asesoría. Se priorizaron la calidad y la factibilidad de los proyectos.

Logotipo de la Caja Central de Cooperación Económica
Logotipo de la Caja Central de Cooperación Económica



En 1963, con el fin de prestar un mejor apoyo a sus socios, la Caja transformó su “servicio de prácticas” en el Centre d’études financières, économiques et bancaires (Centro de Estudios Financieros, Económicos y Bancarios - CEFEB). El centro ofrecía programas de formación y refuerzo de competencias a los beneficiarios de los financiamientos de la CCCE.

A partir de 1975, la CCCE desarrollará sus actividades y ampliará su perímetro geográfico. El Estado le autoriza a conceder financiamientos según las condiciones del mercado y extiende su campo de actuación a países anglófonos y lusófonos de África, así como a Haití.

La filial PROPARCO, dedicada al sector privado, se creó en 1977 con el objetivo de apoyar a los empresarios locales, nacionales o franceses que deseen promover proyectos en países en desarrollo, en particular africanos.

logo proparco 1985

 

Años 1980 - 1990

En 1981, en un contexto de crisis de la deuda, se autorizó a la Caja Central a conceder ayudas presupuestarias a los países en dificultades. El objetivo consistía en apoyar la recuperación financiera de los estados receptores de ayuda, la adopción de reformas económicas y financieras de gran envergadura, o también diversas reformas sectoriales como la reorganización de sectores agrícolas afectados por la disminución de los ingresos de las exportaciones.

Nueve años más tarde, para evitar que la crisis de la deuda empeorara, el presidente de la República François Mitterrand decidió, en la Cumbre de La Baule (1990), que en adelante la Caja concedería subvenciones a los países africanos más pobres. 
En 1992, la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro hizo del desarrollo sostenible un objetivo común para todo el planeta. En el caso de la CCCE, pasó a ser un reto prioritario. 

Después de convertirse, el 30 de octubre, en la Caisse Française de Développement (Caja Francesa para el Desarrollo - CFD), su misión consistiría en financiar el desarrollo económico y financiero de más de 60 países: africanos, mediterráneos, asiáticos o insulares del Pacífico, así como los departamentos y territorios de Ultramar. 

En 1994, se le encargó a la CFD la gestión del Fonds français pour l’environnement mundial (Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial - FFEM). Creado por el gobierno francés después de la Cumbre de Río, el fondo apoya proyectos de desarrollo sostenible en los países en desarrollo (sin restricción geográfica).
 
En 1998, la CFD se convirtió en la Agence française de développement (AFD). En el marco de la reforma de la política de cooperación de Francia, se le instituye como principal operador de la ayuda francesa al desarrollo, bajo el doble control del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio de Economía y Finanzas.
 

logo AFD 1998

 

Años 2000

En 2001, en el marco de la política de condonación de la deuda de los países pobres (aprobada en 1999 en el G-8), Francia puso en marcha el “Contrato de reducción de la deuda y desarrollo” (C2D). Los países elegibles siguen haciendo frente a sus obligaciones, pero en cuanto se confirma el reembolso, la AFD les revierte el importe correspondiente en concepto de donaciones asignadas a programas de lucha contra la pobreza.

En diciembre de 2003, el campo de actuación de la AFD se abrió a los países emergentes. De forma experimental, la AFD tiene la autorización de actuar en China y en Turquía y, posteriormente, en 2007, en Brasil, India, Indonesia y Pakistán. En 2009, América Latina también pasa a ser una zona de plena actuación.

En 2009, el gobierno encargó a la AFD la misión de financiar las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) francesas o internacionales, hasta entonces gestionadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Años 2010 - 2020

A finales de 2015, después de la conferencia de Addis-Abeba que puso de manifiesto los nuevos retos del financiamiento del desarrollo, las Naciones Unidas adoptaron 17 objetivos de desarrollo sostenible, los ODS. Estos plantean a cada país una hoja de ruta para erradicar la pobreza, proteger el medio ambiente y el clima, apoyar una gobernanza adecuada y asegurar la prosperidad. La acción de la AFD se inscribe plenamente en el marco de estos ODS.

ODD

En diciembre, se firmó el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Llevarlo a la práctica es parte central del mandato de la AFD. Desde entonces, la AFD ha manifestado su voluntad para convertirse en la primera institución de desarrollo “100 % Acuerdo de París”, es decir en verificar que sus financiamientos sean coherentes con un desarrollo de bajo carbono y resiliente.
 
En 2016, el Estado refuerza la acción de la AFD, ¡que celebra sus 75 años¡ Francia aumenta su presupuesto para la ayuda al desarrollo: 4 000 millones de euros adicionales entre 2016 y 2020, de los cuales 2 000 millones destinados a la acción climática.  

Ese mismo año, se asigna una nueva misión a la AFD; la de promover, en Francia, al igual que en el extranjero, para conocimiento de los ciudadanos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible así como la educación al desarrollo y a la solidaridad internacional”.

El nivel de compromiso registra un récord en 2017

En 2017, la alianza estratégica entre la AFD y la Caisse des dépôts et consignations (Caja de Depósitos y Consignaciones - CDC) dotó a Francia con un dispositivo de financiamiento del desarrollo sostenible, potente y coherente, tanto en su territorio como en el ámbito internacional.

En diciembre, la AFD asumió la presidencia del International Development Finance Club (IDFC). Junto con otros proveedores de fondos, los 23 miembros se comprometieron a ajustar su financiamiento a los requisitos del Acuerdo de París. Es una auténtica primicia.

Representantes de los bancos de desarrollo de la red IDFC © RR

Representantes de los bancos de desarrollo de la red IDFC © RR

El Grupo AFD registró un volumen récord de compromiso, con 10 400 millones y 752 nuevos proyectos de desarrollo.

Nueva ambición

En 2018, el gobierno aprobó un aumento sin precedente de los recursos dedicados a la política de colaboración para el desarrollo y la solidaridad internacional. Su objetivo es alcanzar el 0.55% del ingreso nacional dedicado a la Ayuda Pública al Desarrollo (APD) para el 2022.

En 2019, el deporte para todos y para todas se integra como un eje estratégico de la acción de la AFD. Al lado de organizaciones de la sociedad civil como Play International y de organizaciones internacionales como la FIFA, la NBA y la Basketball Africa League, la AFD se compromete a impulsar este vector de paz y de igualdad de género. 

En 2020, por iniciativa de la AFD, se celebró la cumbre Finanzas en Común que reunió a 450 bancos de desarrollo del mundo entero para formar una nueva coalición determinada a intervenir en beneficio del planeta y de las poblaciones.

Actualmente, el grupo AFD está presente en 150 países a través de una red de 85 agencias y 3 600 colaboradores.

El año 2021 se caracterizó por la aprobación de la Ley de Programación sobre el desarrollo solidario y la lucha contra las desigualdades globales que prevé, en particular, la expansión del Grupo AFD con la integración, en enero 2022, de Expertise France, la agencia pública de referencia para la cooperación técnica internacional francesa, pero también el aumento de los créditos destinados a la ayuda oficial al desarrollo, del 0,55% de la renta nacional bruta (INB) en 2022 al 0,7% en 2025.