"La próxima década será crucial, es la última oportunidad de la humanidad para detener el cambio irreversible de nuestro modelo de producción, de consumo y de expansión”. Con estas palabras la Presidenta Adjunta de la Comisión Mundial para Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Julia Miranda Londoño, clausuró el Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe (CAPLAC).
Un evento en el que la Agencia de la AFD en México se involucró ampliamente, como parte de las iniciativas para la promoción de las áreas naturales protegidas que emprendió junto con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de la Agencia Mexicana para la Biodiversidad (CONABIO). Además de brindar ayuda financiera, en margen del congreso contribuyó a organizar un foro de reflexión relacionado con la agenda Post-2020 sobre la Biodiversidad.
El Congreso de Lima era la tercera edición de un encuentro destinado a compartir experiencias y a discutir sobre las políticas publicas y de investigación. Del 14 al 17 de octubre, más de 2700 especialistas de temas medioambientales se dieron cita en la capital peruana para llevar a cabo intercambios sobre las “Soluciones para el bienestar y el desarrollo sostenible”.
Enriquecedoras contribuciones
Las discusiones se centraron en la manera en la que la gestión de las áreas protegidas se conjuga con retos sociales y medioambientales más vastos. ¿Cómo mejorar la gestión de esos espacios para ponerse al servicio de las comunidades? ¿De qué manera contribuyen las áreas protegidas al cumplimiento de los compromisos internacionales de conservación de la naturaleza? En vista de las necesidades actuales y futuras, ¿será necesario adaptar las estrategias de protección?
Las diferentes contribuciones se publicaron en el lapso de tres días y permitieron mostrar hasta qué punto el Congreso representa más que una simple reunión de expertos. Refleja la diversidad de los actores de la sociedad civil implicada en la gestión de las áreas protegidas -mujeres, jóvenes, pueblos autóctonos, guardias forestales y gobiernos locales. Todos comparten el mismo anhelo: que se preste especial atención a las zonas marinas y a los océanos de la región.