Publicado originalmente en febrero de 2024, este contenido se actualizó el 19 de febrero de 2025.
Debido al crecimiento demográfico, las prácticas agrícolas y la sobreexplotación de los suelos, la mitad de las tierras de cultivo en el mundo se encuentran en mal estado, o incluso agotadas. En un contexto de tensiones internacionales desde la crisis de la Covid-19, acentuadas por el conflicto ucraniano, la inseguridad alimentaria aumenta. De acuerdo con el informe SOFI 2023, actualmente en el continente africano una de cada cinco personas padece hambre. Por lo tanto, preservar y mejorar la fertilidad de los suelos es fundamental para garantizar una producción agrícola sostenible. En respuesta a esa urgencia y con el objetivo de compartir su experiencia sobre estos temas, el grupo AFD participa en la Feria Internacional de la Agricultura (SIA) 2025. Pero concretamente, ¿cómo se difunde ese conocimiento en todo el mundo?
Fertilidad de los suelos: un problema mundial
Mientras la población mundial aumenta, los suelos pierden su fertilidad: es decir que la capacidad de los suelos a producir alimentos de manera sana y en cantidades suficientes se degrada año tras año. Para hacer frente a este reto con implicaciones tan diversas como lo son las áreas geográficas concernidas, la AFD se basa en su conocimiento del terreno y su implantación para aplicar y adaptar soluciones diversas.
TerrAmaz: restaurar la biomasa amazónica
Con más de 30 millones de hectáreas degradadas, las condiciones de los suelos amazónicos afectan la seguridad alimentaria y los ingresos de los habitantes. Ahora bien, gracias a la producción y reciclaje de biomasa (materias orgánicas extraídas de los residuos de mantenimiento de las parcelas), los ecosistemas amazónicos pueden contar con recursos naturales y renovables sin deforestación. Las prácticas agrícolas de restauración utilizan plantas conocidas por su capacidad para cubrir el suelo, acumular capas de humus y cepellones, que estimulan a todos los microorganismos del suelo. Combinadas con cultivos alimenticios o comerciales, también se pueden utilizar plantas leguminosas como abono verde, o gramíneas como productoras de biomasa y fijadoras de carbono. En ese mismo sentido, algunas especies de árboles son utilizadas por sus capacidades hídricas. El proyecto TerrAmaz, financiado por la AFD y realizado por CIRAD, ONF International e AVSF, combina investigación científica e intervenciones locales para ayudar a los actores amazónicos a extender la restauración de los suelos a todas las regiones de la Amazonia. Se hace especial énfasis en los sectores de la población más vulnerables como los indígenas o pequeños campesinos, y en los productos más populares de la región (yuca, frutas, carne de res y leche).
Ganare : la ganadería para regenerar los suelos en México

México cuenta con el 10 % de la biodiversidad mundial, y su riqueza es tal que es considerado como un país megadiverso. La ganadería, que ya ocupa más del 50 % de los suelos, daña ese patrimonio al contribuir a la deforestación, el cambio en el uso de los suelos, la sobreexplotación de los recursos, la contaminación del agua y el aire, la introducción de especies invasoras…. Por ello, la AFD apoyó el concepto de un proyecto de ganadería regenerativa bautizado Ganare. La operación permitió realizar varios estudios preparatorios en los estados de Chiapas, Chihuahua, Jalisco y Veracruz, para fijar las bases de una transición de los sistemas de cría hacia modelos económicos sostenibles, al facilitar el acceso a mecanismos financieros propuestos por los bancos.
“Todos salen ganando: el ganado, los suelos, las prácticas agroecológicas, es un verdadero círculo virtuoso”, explica Karla Barclay, coordinadora del sector Biodiversidad, Desarrollo Rural y Océanos en la dirección regional México, Costa Rica y América Central de la AFD. Con Ganare se logró una reorientación: atribuir las mejores condiciones de los suelos a los beneficios de la ganadería realizados por medio de un cambio en las prácticas. Karla Barclay insiste: “la ganadería es parte de nuestra realidad actual. Querer que desaparezca, es atacar a la agrobiodiversidad que forma parte de ese mismo sistema productivo. Es preferible utilizarla como aliada en la lucha contra la degradación del medio ambiente”, como lo propone Ganare. Actualmente la AFD se encuentra en discusiones con FIRA, primer banco público mexicano del sector agrícola, con el objetivo de crear una nueva línea de crédito, que incluya una componente dedicada al cambio de prácticas en la ganadería.
Contra la desnutrición, una mejor fertilización de los suelos de Burundi
“Cultivábamos la tierra, pero la cosecha no era buena. Y a menudo la erosión acababa con la cosecha. Me era difícil alimentar a mis hijos, y ofrecerles un régimen equilibrado”, explica Marie Goreth Ndayisaba, madre de familia y cultivadora en Burundi, participante del proyecto TAPSA, implementado por INADES Formation Burundi, en colaboración con CCFD Terre Solidaire. El programa tiene como objetivo contribuir a la soberanía alimentaria en los territorios de intervención, al apoyar a los campesinos, así como a los actores de la sociedad civil implicados en la transición hacia la agroecología. Lucha contra la erosión, método de enriquecimiento de los suelos por medio de cenizas, fabricación de abono orgánico: los intercambios y la formación entre agricultores permiten superar las dificultades y la falta de recursos locales. “Antes cosechaba de 70 a 80 Kg de frijol. Ahora, en la misma parcela, mi cosecha se ha casi triplicado”, destaca Marie Goreth Ndayisaba. Además de Burundi, este proyecto ha dado resultados y se aplica en otros países: Senegal, Mauritania, Ruanda, República Democrática del Congo, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Egipto, Líbano y Timor.
Apoyar a los pequeños productores malgaches gracias a la agroecología

A intervalos regulares, los habitantes de Madagascar, y en particular los de las zonas rurales de la región “Grand Sud”, se ven afectados por grandes sequías que generan situaciones de hambruna, conocidas localmente como “Kere”. Además, “el creciente número de agricultores en áreas de dimensiones constantes genera una disminución de la superficie disponible por persona, una disminución del tiempo de barbecho y, al final, una degradación general de los suelos”, precisa Paulin Hyac Rakotoarisoa, coordinador técnico de AVSF (Agrónomos y Veterinarios Sin Fronteras) en Madagascar.
Con el apoyo de la AFD, AVSF ayuda a los pequeños agricultores malgaches a mejorar sus organizaciones y optimizar su producción gracias a la agricultura sostenible.
Para Paulin Hyac Rakotoarisoa, “en Madagascar, varias prácticas agroecológicas han probado ser eficaces en términos de gestión sostenible de los suelos: la fertilización orgánica, el aprovechamiento de biomasas, (la combinación gramíneas-leguminosas, los setos vivos…), la agrosilvicultura, el abandono de la quema de los suelos…”.
Entre los beneficiarios directos del proyecto AVSF: 2 500 campesinos miembros de las organizaciones de productores, en todos los niveles de estructuración.
Haití: formar a los pequeños campesinos en técnicas sostenibles

En Haití, las zonas de cultivo se ven afectadas por una intensa erosión de los suelos debido a las fuertes lluvias tropicales, con un acentuado relieve y una ausencia de cobertura vegetal. Su deterioro amenaza la producción, en especial porque la mayoría de las familias campesinas no disponen de margen de maniobra debido a la presión territorial y al tamaño reducido de las explotaciones.
Jude Noradin cultiva su tierra en el municipio de Limbé. Al igual que más de 400 cultivadores de la zona, participa en las formaciones organizadas por el proyecto PAD Nord, puesto en marcha por Agrisud International y asegura: “la agrosilvicultura, las curvas de nivel, los setos vivos de protección… Todas esas prácticas me dan nuevamente esperanza y motivan a mis vecinos a adoptarlas a su vez…”. Ahora que él y sus vecinos se han organizado en torno a un kombit - grupo de ayuda mutua tradicional - se han fijado como objetivo acondicionar las 35 Ha de tierras agrícolas de su pueblo.
Para Joseph Fontescony, director departemental de la región Norte del ministerio de Medio Ambiente, “esas prácticas tienen un impacto positivo: limitan la erosión, mejoran la calidad de los suelos, protegen a la biodiversidad, optimizan el uso del agua… Todo ello contribuye a la adaptación al cambio climático”.
Organización de terrazas contra la erosión en Etiopía
Las regiones montañosas del Sur de Etiopía, sumamente expuestas a la erosión, tienen una de las poblaciones rurales más densas de toda África. Sus habitantes dependen ampliamente de la agricultura, ganadería y recursos hídricos.
Desde 2020, Inter Aide y RCBDIA (ONG interlocutora en Etiopía), con el apoyo de la AFD, acompañan la aplicación de medidas de conservación de los suelos (organización de estructuras contra la erosión vegetales, vivero para las plantas forrajeras…) y forman a los campesinos en las técnicas de producción y uso de especies forrajeras adaptadas a esas estructuras.
“Gracias a la organización de terrazas vegetales con forrajes que pueden ser cosechados todo el año, el ganado está mejor alimentado, produce más leche y podemos vender el excedente en el mercado”, explica Yohanes Amao, agricultor y formador.
Durante los últimos cuatro años, el proyecto ha contribuido a implementar cerca de 2 000 km de estructuras vegetales contra la erosión, o sea a proteger 2 500 ha de tierras agrícolas. En total, este proyecto beneficiará a 40 000 familias.
Restablecer una producción local suficiente en Camboya
A pesar del flujo de turistas, los pequeños cultivadores camboyanos de Siem Reap tienen dificultad para vender en el mercado de productos frescos. La producción local es estacional, poco diversificada y está dispersa en una multitud de pequeñas explotaciones agrícolas familiares que enfrentan una fuerte presión territorial. Para que esas explotaciones familiares recuperen un mercado, el proyecto Iada se enfoca en la intensificación agroecológica, la diversificación de los cultivos y la comercialización de los productos: en total, a través de la organización Green Farmers, ha acompañado a 1 970 explotaciones en su transición agroecológica y la valoración de la producción.