Dr. Juan Emilio Sala es Coordinador Ejecutivo del Comité Interministerial para la Iniciativa Pampa Azul al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
¿Porque Argentina necesitaba un nuevo sistema para monitorear su biodiversidad marina?
Juan Emilio Sala: Argentina viene monitoreando su biodiversidad costero-marina de forma desagregada y no sistematizada por alguna política nacional. Por lo tanto, el monitoreo depende de la buena voluntad de cada grupo de investigación y de la posibilidad, siempre compleja, de acceder a los fondos para hacerlo.
Entonces, con esto lo que se intenta es ordenar una política a nivel nacional que permita la sistematización, la continuidad en el tiempo y el ordenamiento respecto de cuáles son las prioridades y las metodologías o protocolos a seguir.
Uno de los desafíos para la Argentina es tener bien mapeados sus servicios ecosistémicos, que es algo que no tenemos. Argentina no tiene un buen mapeo, una buena caracterización espacial de los servicios ecosistémicos costero-marinos. Y con este sistema de monitoreo de indicadores se va a poder hacer, porque lo que queremos es que los servicios ecosistémicos sean uno de los indicadores, por la capacidad que tienen de integrar tanto la dimensión biológica o biofísica como la social.
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Hay que establecer políticas nacionales y para eso la Iniciativa Pampa Azul reúne a los siete ministerios con mayor incumbencia en el mar y la costa. Y es a través de esa política que podemos establecer un sistema nacional de monitoreo de indicadores de biodiversidad costero-marina de forma sistematizada.
Después de casi diez años de existencia de Pampa Azul, y gracias al apoyo de AFD con una subvención de $15.000, podemos decir que estamos capacitados para iniciar este proceso de monitoreo sistemático de biodiversidad.
¿También es una cuestión de voluntad política?
Claro. Es la primera vez que a través de una política pública integral y sistémica como es la Iniciativa Pampa Azul, se está discutiendo la posibilidad del monitoreo de largo plazo de la biodiversidad costero-marina.
Hasta ahora la realidad que se venía dando era la del monitoreo de manera muy dispersa. Algunos grupos taxonómicos o ambientes están mejor monitoreados y en otros no tenemos nada. Entonces, realmente, que se discuta a nivel nacional el monitoreo para, además, cumplir con los objetivos internacionales asumidos por nuestro país como son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, y un montón de compromisos, bueno, con esto se empieza a cumplir con esto de manera más ordenada.
Hoy, tardíamente respecto de lo que está pasando en otros países del hemisferio norte, empieza a haber una conciencia en los tomadores de decisión que no se puede seguir viviendo en esa clave moderna del hombre por fuera de la naturaleza.
Los científicos lo sabemos hace 30 años o más. Pero bueno, la política viene más rezagada en ese sentido. Entonces, hoy la Argentina está teniendo un cambio de paradigma respecto del rol de la naturaleza en el sostenimiento de la vida en general y de las prácticas productivas en particular.
Han comenzado el trabajo de análisis más colectivo. ¿Cuáles consideran que serían los mejores indicadores para lo que están planteando en este momento?
Lo que surge de los estudios que hemos analizando, incluye, por ejemplo, la diversidad, la abundancia, la densidad y la riqueza específica, la cobertura y la equitatividad de los ecosistemas.
Por ejemplo, si yo obtengo la cobertura, digamos de los bosques de macroalgas, puedo calcular la cobertura a lo largo de toda la costa argentina, y ya tengo un indicador muy fuerte de cuán biodiversa va a ser mi costa. Porque con esto tengo el conocimiento de dónde están esos bosques y cuán bien representados están, ya que son muy diversos; tanto como los bosques subtropicales del continente, algo ya observado por Charles Darwin.
¿Hay ejemplos de otros países que han inspirado a la Argentina en estas temáticas?
Hay tres países que vienen trabajando mucho con esto del Sur Global, que son principalmente China, India y México. Esos tres países en general, y México, en particular, tienen una muy buena resolución de cómo monitorear la biodiversidad en sentido amplio, incorporando la dimensión humana o socio-económica.
Porque también es importante entender la dimensión social y humana que rodea a la costa y el mar. Por ejemplo, nosotros evaluamos trabajos donde en México no sólo se establece estado de situación de los animales que habitan los fondos marinos, las playas, o qué algas habitan las costas. También evalúan para entender mejor, más sistémicamente, los problemas qué experimentan las personas que habitan allí.
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Los factores sociales y humanos son drivers que pueden catapultar la pérdida de la biodiversidad. En Argentina tenemos problemáticas como la contaminación, similares a las que pueden tener en México. Esto hizo que algunos trabajos de los evaluados en esta revisión nos den algunas señales de por dónde ir con el monitoreo de las zonas más contaminadas por las industrias.
Entonces, una de las ideas que surgen de entender esto es que se puede monitorear la biodiversidad costero marina con un sistema de monitoreo de zonas muy entropezadas, donde hay mucha actividad humana y mucha polución; por ejemplo, zonas portuarias, donde hay industrias que liberan efluentes al mar y demás; versus zonas más conservadas como suelen ser las áreas protegidas, que actuarían como sitios control.
¿Cuál es la próxima etapa?
Vamos a formar subcomisiones que va a establecer unos seis a diez indicadores según los cuales vamos a monitorear las costas y el mar abierto de todo el país. Eso es lo que queda ahora de acá hasta que termine el año. En ese camino, en términos políticos, hay que hacer la presentación de las bases para la creación del Sistema Nacional de Indicadores de Biodiversidad Costero-Marina, proyecto trabajado con el aporte de la AFD, y así buscar aprobación en el ámbito de Pampa Azul.
Si eso se aprueba este año, ya se le asignarían los recursos para que el año que viene podamos empezar al monitoreo, aunque sea piloto, de algunos sitios. A partir de febrero, marzo del 2024 sería lo ideal.
Y así establecer el sistema de forma incremental, incorporando más indicadores y más sitios de monitoreo. Los científicos que están participando están sorprendidos de los cambios que se están dando desde la política con estos temas, porque veníamos diciendo hace por lo menos 15 años, “hay que hacer esto, y hay que hacer esto otro”, y nunca se hacía… De repente la cosa se empieza mover y la gente se ilusiona y quiere participar.
Estoy feliz y muy emocionado de que estemos pudiendo avanzar con cosas que fueron objetivos de Pampa Azul desde el minuto cero, escritos en un papel, y recién ahora lo vamos a materializar.