Ciudades sostenibles

Lograr que todos los citadinos tengan una vida digna es un compromiso prioritario para la AFD. Este objetivo supone enfocarse en acciones que permitan a todos los habitantes tener acceso a equipamientos y servicios básicos: agua y saneamiento, recolección y gestión de residuos sólidos, energía y alumbrado público, áreas públicas verdes y de calidad. Para la AFD también es relevante intervenir a nivel de la vivienda a fin de mejorar y diversificar la oferta.

Por ser vectores de salud pública, de vida digna o bien de emancipación de las mujeres, el acceso sostenible y no discriminatorio a esos servicios favorece la participación de los habitantes en la vida social y económica de la región.

Por el contrario su ausencia, o su mala calidad, es factor de segregación, de degradación medioambiental y motivo de inestabilidad.

De manera que, en función del contexto, el propósito será desarrollar redes y servicios:

• Inclusivos, y por lo tanto accesibles a todos, lo cual supone un buen servicio y tarifas adaptadas, como lo muestra el ejemplo de Dacca en Bangladesh y de Manila en Filipinas.
• Sostenibles, gracias a soluciones con menor emisión de carbono y mayor protección de los recursos naturales.
• fiables y sin riesgos, en especial para las mujeres, los niños y las personas que viven con alguna discapacidad.
• Bien administrados, con un objetivo de eficiencia.

Para luchar contra las desigualdades y la pobreza, las municipalidades precarias, desfavorecidas y/o periféricas serán objeto de una atención específica.

Los sistemas de movilidad de las personas y de los bienes contribuyen a estructurar y a generar un funcionamiento más eficiente de la ciudad, así como a mejorar la inclusión territorial de los citadinos, lo cual garantiza a todos los habitantes una igualdad de oportunidades económicas y sociales.

No obstante, las externalidades negativas relacionadas con los trayectos urbanos son importantes: acceso deficiente, congestionamientos, calidad del aire degradada, inseguridad vial, emisiones de CO2 sin control.

Para construir sistemas sostenibles de movilidad urbana, la AFD:

• Promueve una evolución urbana hacia ciudades más compactas y mixtas que limiten la cantidad y el tiempo de los trayectos. En ese sentido, brinda asesoría a sus socios locales y nacionales para planear sus sistemas de movilidad urbana, principalmente a través de la iniciativa Mobilise Your City.
• Promueve modos «activos» de transporte (bicicleta, caminar, etc.), como lo muestra el apoyo que da al proyecto de la metrópoli de Puebla, en México.
• Se esfuerza por desarrollar una oferta de transportes públicos de calidad, con transportes masivos (metro, tranvía, BRT…) bien enlazados con los servicios locales (autobús, minibuses urbanos), como se ha efectuado en Santo Domingo, República Dominicana, o en Kochi, en la India.
• Interviene para mejorar la calidad del aire y limitar los inconvenientes de los modos contaminantes: promoción del uso de autos compartidos, de los transportes eléctricos, híbridos (como en Peshawar, en Pakistán) o de biogás; modernización de las flotillas, etc.
• Incluirá de manera sistemática una componente «seguridad vial» en sus proyectos viales en zona urbana.

Con los efectos conjugados del crecimiento demográfico y de la rápida urbanización, las ciudades constituyen hoy los principales centros de consumo de energía (2/3 del consumo mundial de energía y 70 por ciento de las emisiones de gas con efecto de invernadero).

Con la finalidad de limitar la huella ecológica de las ciudades y de reducir su vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático (a menudo muy importante debido a su localización, la mayoría de las veces a la orilla de ríos, lagos o bien en zonas costeras), la AFD ayuda a las entidades locales a definir y a implementar estrategias para un desarrollo urbano resiliente a los riesgos ambientales y con bajas emisiones de carbono. En ese sentido, la AFD:

• Promueve una mejor adaptación de las ciudades a los riesgos de inundación mediante el financiamiento de infraestructuras innovadoras, favorece las soluciones ecosistémicas (permeabilización de los suelos, acondicionamiento de cuencas de recogida de aguas, creación de cobertura vegetal), como lo ha hecho en Lomé, Togo, así como soluciones que permitan evaluar los riesgos (sistemas de medición y de gestión de datos, mecanismos digitales de alerta temprana) como en Senegal.
• Impulsa la optimización de la urbanización que representa un importante catalizador para un uso energético eficiente y de bajo carbono. De esta manera apoya las acciones orientadas hacia la compactibilidad urbana a fin de disminuir el consumo de energía y los costos de infraestructuras por habitante.
• Promueve los principios del ecourbanismo: corredores verdes y azules, circuitos cortos para la alimentación urbana, lucha contra la contaminación urbana atmosférica.

Ante el desarrollo exponencial de la urbanización y el ritmo acelerado de las transformaciones en todo el mundo, el riesgo de acentuar las fracturas territoriales es sumamente importante. Con su contribución para fortalecer la cohesión territorial, estructurar o restructurar los ejes de comunicación, de intercambio y de solidaridad, la AFD pretende cumplir con sus compromisos para consolidar los vínculos sociales y el desarrollo económico sostenible.

En ese sentido, la AFD se ha fijado dos prioridades:

• Contribuir al desarrollo de las ciudades medianas que registran los ritmos de crecimiento más rápidos pero que cuentan con menos infraestructuras que las megalópolis, y tienen menor capacidad de gestión local y menos recursos financieros.
• Por ello, la AFD financia de manera creciente los programas nacionales que se enfocan a compensar el déficit en inversión estructurante de esas ciudades medianas (vialidad, instalaciones para comercios, servicios urbanos y espacios públicos) y a respaldar su desarrollo económico. Es el caso en Madagascar, en Etiopía y en Camerún.
• Revitalizar las áreas céntricas de la ciudad para limitar el consumo de nuevos espacios naturales y frenar los fenómenos de pauperización. La AFD apoya las estrategias para reconquistar los barrios céntricos desatendidos o degradados, como lo hace en Líbano. Por consiguiente, ayuda a desarrollar la oferta de viviendas de interés social, la protección del patrimonio construido y natural, el turismo, la (re)instalación de equipamientos públicos estructurantes.

Ante la magnitud de la brecha que existe entre las necesidades de inversión y las capacidades de financiamiento de las autoridades locales, el reto reside en poder aumentar el margen de maniobra financiera de estas últimas. Para tal efecto, la AFD lleva a cabo una acción en doble sentido:

• a nivel central, la AFD se esfuerza por asesorar y fortalecer de manera eficiente los procesos de descentralización, principalmente en Filipinas y en Senegal.
• a nivel local, nuestra acción pretende consolidar las capacidades de las entidades locales y crear fuentes de ingresos (fiscalidad local), pero también en ayudar a esas entidades a planear un desarrollo urbano sostenible, como en Johannesburgo.
• En términos de herramientas de financiamiento, la AFD diversifica su oferta para adaptarse a los diferentes contextos y contribuir a incrementar el acceso de las entidades locales al financiamiento (préstamos directos o représtamos, financiamiento de instituciones financieras especializadas en instrumentos de garantía).

Para favorecer la toma de decisiones y la participación de los socios:

En el marco de nuestras intervenciones, motivamos muy especialmente a los actores locales, a las mujeres, a los jóvenes, y a los más desfavorecidos para participar en todas las etapas del ejercicio de planeación territorial, así como en el diseño de los proyectos.

En forma paralela a esas intervenciones que corresponden a plazos largos, desarrollamos acciones de intervención rápida relacionadas con un urbanismo innovador para probar nuevos usos (dar seguimiento), y reducir los plazos para su aplicación. Este tipo de enfoque práctico se está probando en Túnez, en Burkina Faso o bien en la India.