A través de sus financiamientos, los bancos de desarrollo desempeñan un papel central en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Sólo falta que tengan la capacidad para evaluar su contribución a esos objetivos y, al mismo tiempo, puedan verificar que los proyectos financiados no perjudican su realización.
Como respuesta a este imperativo, la Agence française de développement (AFD) diseñó un marco de referencia específico, el mecanismo Análisis y Dictamen Desarrollo Sostenible (AADD, por sus siglas en francés). En un principio, consiste en realizar un análisis de los impactos previstos de los proyectos en seis dimensiones (biodiversidad, clima, vínculo social, género, gobernanza y economía) y, luego, en producir un “dictamen de desarrollo sostenible” para ayudar a la decisión.
Este dictamen consultativo sobre el alineamiento de la operación financiada con el desarrollo sostenible puede ser favorable, favorable con recomendaciones, reservado o negativo. Se emite para todas las operaciones de la AFD, con excepción de las operaciones inferiores a 1.5 millones de euros en subvención y de cinco millones de euros en préstamo, de ayudas presupuestarias globales, garantías y proyectos financiados a través de las ventanillas ONG (Fisong) y entidades territoriales (Ficol).
Sistema de evaluación
Cada una de las principales dimensiones está formada por varios subcriterios, estos a su vez vinculados a uno o varios ODS. De esta manera se establece una conexión directa entre estos últimos y el contenido del proyecto examinado. En cada subdominio, una matriz de análisis propone criterios precisos para estimar el impacto del proyecto, sobre una escala que va de -2 (impacto negativo significativo) a +3 (fuerte contribución positiva).
Por ejemplo, en la categoría “social” un proyecto que presenta un riesgo no controlado de degradación de las condiciones de vida recibirá una nota de -1, mientras que un proyecto que tiene como objetivo principal la reducción de las desigualdades obtendrá la nota más alta.
“Todos los jefes de proyecto de la AFD utilizan esta matriz. A su análisis se suma el dictamen del departamento de la Estrategia. De esta manera, a cada proyecto se aplica una doble mirada", destacó Philippe Jahshan, director de Estrategia, Perspectiva y Relaciones Institucionales de la AFD. “Este ejercicio nos permite maximizar los impactos positivos propiciando la evolución del proyecto durante la fase de instrucción al mismo tiempo que la reducción de sus impactos negativos, o incluso la anulación de estos”, precisó Philippe Jahshan.
La biodiversidad y el vínculo social mejor integrados
Desde que se creó en 2014, el mecanismo ha sido objeto de dos revisiones metodológicas, primero en 2018 y más recientemente en 2022. Objetivo: armonizar la matriz de análisis con las nuevas evoluciones estratégicas de la AFD.
En su más reciente versión se reorganizó en torno a tres pilares del desarrollo sostenible : planeta, economía y gobernanza, perspectiva humana. Las dimensiones “biodiversidad” y “social” -las que más cambiaron- integran las ambiciones de la estrategia 100 % Vínculo Social de la AFD y de la nueva hoja de ruta para la biodiversidad. El mecanismo permite identificar y valorizar las operaciones enfocadas en el 40 % de los habitantes más pobres y, por otra parte, califica aquellas que pueden contribuir al financiamiento de la biodiversidad.
A través de la dimensión resiliencia, también permite tener en cuenta aquellos riesgos relacionados con el cambio climático que pudieran afectar al cumplimiento de los objetivos del proyecto. En el ámbito de la gobernanza, se puso énfasis en la capacidad de la entidad responsable del proyecto para asegurar el control y la ejecución de este, y con ello su perennidad - un aspecto que debe evaluarse de manera sistemática.
"El reto también consistía en convertirlo en un mecanismo adaptado a las filiales del grupo AFD. Por lo tanto, la matriz se aplicó en Proparco y Expertise France con ajustes propios a sus especificidades. Es un instrumento de coherencia”, dijo Philippe Jahshan.
La lista de exclusión cambia
La nueva matriz de análisis también toma en cuenta las evoluciones de la lista de exclusión del grupo AFD, cuya actualización entró en vigor el 1 de julio de 2022 para los nuevos proyectos financiados en los Estados extranjeros y territorios de Ultramar.
Esta lista, cuya versión inicial databa de 2011, precisa los tipos de actividades que el Grupo no acepta financiar debido a criterios ambientales o sociales, éticos, reglamentarios o como resultado de sus decisiones estratégicas. Esta etapa de verificación obligatoria, previa a la instrucción de los proyectos, quedará como referencia durante las operaciones, pudiendo dar lugar a un retiro en caso de comprobarse incumplimiento.
Actualmente, los temas climáticos están mucho más presentes: todo proyecto de construcción, extensión o renovación de centrales de producción de electricidad a partir de energías fósiles, incluyendo el gas natural, queda excluido de los financiamientos de la AFD. Los derechos humanos también se toman más en cuenta, así como la protección de las zonas fundamentales para la biodiversidad.
Experiencia compartida
Ya se está procediendo a compartir experiencias sobre el mecanismo AADD con otros bancos de desarrollo. Para darlo a conocer, mejorarlo, pero también para encontrar la manera de crear un estándar común que pueda despertar un mayor interés de las instituciones financieras.
“También existe un reto a nivel del diálogo con nuestros socios en el terreno: ¿cómo analizar toda la organización de un promotor de proyecto, y lograr que él también emprenda un proceso de alineación sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de manera estructural y no solamente sobre el proyecto realizado con nosotros?” señaló Philippe Jahshan. Planteamientos que serán objeto de futuras discusiones entre la AFD y sus interlocutores.