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COP 28 interview Mathilde Bord-Laurans experte AFD
La 28ª Conferencia de las Partes sobre los cambios climáticos (COP28) se celebra del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. De acuerdo con Mathilde Bord-Laurans, responsable de la división Clima y Naturaleza de la AFD, la participación de los bancos públicos de desarrollo tiene su importancia.

Mathilde Bord-Laurans AFD climat natureLas COP precedentes, en Glasgow y Charm el-Cheikh, dieron lugar a animados debates. ¿Qué podemos esperar de la de Dubái?

Esta COP28 es una COP parteaguas. Se presenta el balance de los compromisos asumidos en la COP21 de París en 2015 y sabemos que pone en evidencia la insuficiente acción de los países. Aún estamos lejos del nivel de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que se necesita para limitar el calentamiento climático a +1.5 °C. El reto consistirá en agregar a este informe recomendaciones suficientemente fuertes sobre la reducción de esas emisiones a corto plazo, de aquí a 2030-2035 y, obviamente, a más largo plazo, para poder alcanzar la neutralidad de carbono.

Es necesario encontrar un equilibrio entre los mensajes positivos de la transición ecológica, como la eficiencia energética o el llamado a triplicar las capacidades instaladas de energías renovables, y la parte del informe relativo al fin de las energías fósiles. Esta última cristaliza las tensiones, con la necesidad de esfuerzos por parte de todos los países, en especial de los más ricos, pero también de los emergentes, y las interrogantes en torno a las tecnologías de captura y almacenamiento del carbono. Estas interrogantes sobre las tecnologías alteran los debates acerca del ritmo y la magnitud del abandono de las energías fósiles, aunque no se ha probado su rentabilidad y que no pueden instalarse a gran escala.

La COP se inaugura también con un acuerdo sobre el tema del fondo pérdidas y daños. Esto constituye un importante avance a favor de los países en desarrollo, en especial de los Pequeños Estados Insulares. Si la propuesta es aceptada, las discusiones se van a enfocar en la capitalización del fondo, su articulación con las demás herramientas financieras, incluyendo las de los bancos de desarrollo, y su capacidad para movilizar nuevos recursos de financiamiento internacional, en particular de fiscalidad verde. No obstante, será necesario seguir trabajando sobre los temas de mitigación y adaptación al cambio climático ya que, a fin de cuentas, las pérdidas y daños son resultado de esos impactos, a pesar o más allá de las acciones adaptadas que se implementen.


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¿Qué interés tiene la presencia de una institución como el grupo AFD en la COP28?

Acudimos con el propósito de destacar nuestras acciones, nuestras colaboraciones con los países y nuestros proyectos, pero también para aprender de las prácticas de nuestros interlocutores sobre ese objetivo de reorientar los flujos financieros hacia el financiamiento del desarrollo sostenible que, desde nuestra perspectiva, se concretiza mediante la alineación con el Acuerdo de Paris sobre el Clima y el Marco Mundial de la Biodiversidad.

Además, acudimos junto con los equipos de Finanzas en Común (FiCS) y del International Development Finance Club (IDFC) para movilizar a los bancos públicos de desarrollo y mostrar que pueden estar a la altura del reto. Por último, apoyamos a la delegación francesa sobre temas diversos como la transición energética, la preservación de los bosques, las negociaciones -por ejemplo, sobre el fondo pérdidas y daños- o el New Collective Quantified Goal, el compromiso que asumirá la continuación, a partir de 2025, de los 100 000 millones de euros prometidos por los países del Norte a los del Sur para luchar contra el cambio climático.

Esto se realiza a través de los talleres de trabajo -¡porque en la COP trabajamos!-, de mesas redondas en las que intervenimos, de reuniones bilaterales o con otros bancos… La COP es un acelerador. Sin esta fecha límite, no habríamos logrado avanzar, como lo hicimos en la AFD, en materia de creación de herramientas para atender las necesidades generadas por las pérdidas y daños ( por ejemplo, la contribución francesa al Escudo Global contra los Riesgos Climáticos), sobre el financiamiento innovador de las entidades locales o la integración de los retos sociales y de salud.


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¿Qué iniciativas permitirían una mayor participación del sector financiero a favor de la naturaleza y de la lucha contra el cambio climático? 

La Agence française de développement se esfuerza mucho para promover esta agenda climática y de la naturaleza. Primero, con relación a sus propias finanzas. Por ejemplo, al alinear sus proyectos con los objetivos del Acuerdo de París sobre el Clima. Además, a través del IDFC y la Cumbre Finanzas en Común, insta a los demás bancos públicos a implicarse en estos temas. 

Por ejemplo, vamos a trabajar con el Banco Asiático de Desarrollo en el lanzamiento de un “Nature Based Solution Hub” para Asia y el Pacífico. El objetivo es lanzar programas comunes para la integración de las soluciones basadas en la naturaleza en nuestros proyectos: lucha contra la erosión costera en Camboya, protección de los arrecifes de coral en el Pacífico, restauración de manglares, pesca sostenible, descontaminación… Todos esos elementos que al impactar a la naturaleza también impactan nuestra capacidad de adaptación al cambio climático. 

Por su parte, para avanzar en materia de innovación financiera, la Cumbre Finanzas en Común va a trabajar en varios temas, entre los que se incluyen las cláusulas de resiliencia del servicio de la deuda al cambio climático (CRDC). En pocas palabras: ¿qué hacer en caso de fenómeno climático extremo para reducir el servicio de la deuda de los Estados impactados?

Ahora que los objetivos del Acuerdo de París parecen cada vez más difíciles de alcanzar, ¿cómo se posiciona la AFD ante estos desafíos?

La clave del posicionamiento de la AFD está en el acompañamiento de los países del Sur y de las entidades con las que colaboramos. No llegamos con nuestros interlocutores y les decimos, “Esta es la trayectoria que hay que seguir”. Trabajamos con ellos para que sean ellos los que definan su trayectoria de neutralidad carbono, sus retos en términos de resiliencia al cambio climático y de integración de las soluciones basadas en la naturaleza. Este acompañamiento es lo que diferencia a la AFD, y más ampliamente a los bancos públicos de desarrollo, del financiamiento privado.


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Nuestro reto es que el Acuerdo de París sea un éxito en cada uno de los Estados. Pero el que un banco haya definido su trayectoria para abandonar las energías fósiles (y la AFD es ejemplar desde ese punto de vista), no es suficiente: sólo lo lograremos si todos los países alcanzan la neutralidad carbono. Por lo tanto, es necesario que todos lleven a cabo esa labor relacionada con sus trayectorias de desarrollo. Nos estamos movilizando sobre ese punto, en especial a través de la Facilidad 2050. Es parte de nuestra gobernanza: el dictamen de desarrollo sostenible nos permite verificar que los proyectos que financiamos están alineados con los objetivos climáticos nacionales. 

Un punto de mejora: saber cómo podemos tener un mayor impacto. Se habla de finanzas transformacionales. Se trata de ir más allá del euro financiado o invertido, y de trabajar sobre las políticas públicas, las reformas sectoriales, con reguladores de los sistemas financieros, para permitir la movilización del sector privado y la integración de los ciudadanos en la toma de decisiones. Por lo tanto, ¡todavía tenemos trabajo por delante!