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Diego Guevera Colombie AFD soutenabilité forte
En una entrevista concedida a la AFD en los márgenes de la 15ª Conferencia Internacional de Investigación para el Desarrollo, el Viceministro General de Hacienda y Crédito Público de Colombia, Diego Guevara, subraya la necesidad de abrir un diálogo sobre la deuda de las economías emergentes para hacer frente al reto del cambio climático.
¿Cuál es la ambición del gobierno colombiano ante los retos ecológicos, económicos y sociales?

Nuestro reto es conciliar estas tres transiciones: social, económica y ecológica. Como la desigualdad sigue siendo bastante alta en Colombia, iniciamos una reforma fiscal cuando llegamos al Ministerio de Hacienda y Crédito Público en agosto de 2022 para mejorar el gasto social sin perjudicar la sostenibilidad fiscal. Esto nos permite enviar un mensaje de responsabilidad a los mercados. A nivel económico, una parte muy importante de los ingresos de Colombia procede de las exportaciones de petróleo y gas, y queremos intentar cambiar esta situación mediante una transición de nuestras exportaciones, aunque sea difícil conseguirlo de la noche a la mañana.

La transición ecológica es más difícil de llevar a cabo con estas dos transiciones ya en marcha. Pero no por ello menos necesaria. Por ejemplo, en Colombia tenemos muy pocos trenes. La mayoría de las mercancías se transportan en camión, lo que supone un consumo de petróleo que contribuye a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. No obstante, estamos trabajando en un proyecto de reindustrialización ecológica para mejorar esta situación. Al mismo tiempo, también tenemos que apoyar programas para detener la deforestación, en los que está trabajando el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.


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¿Cómo les ha ayudado el programa Gemmes de la AFD a identificar oportunidades relacionadas con la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono?

Este proyecto de cooperación entre la AFD y Colombia se inició hace cuatro años. En aquel momento, nadie hablaba de las vulnerabilidades macroeconómicas de la transición ecológica. Mientras que hoy, cuando uno se pregunta si es posible detener la exploración y explotación de petróleo y gas, estas vulnerabilidades saltan a la vista. El modelo Gemmes –que se ha adaptado a las especificidades de Colombia– ocupará un lugar importante en el debate público sobre estas cuestiones. La próxima etapa que queremos desarrollar con la AFD en este proyecto tratará de conectar las cuestiones de la deuda externa y la deuda climática.

¿Cómo garantizar que la trayectoria de desarrollo de Colombia avance hacia una firme sostenibilidad, es decir, que su desarrollo sea efectivamente sostenible?

La sostenibilidad ha de ser firme no solo en materia medioambiental, sino también social y económica. Pero económicamente, muchas economías emergentes dependen mucho de lo que ocurra en el extranjero. Cuando el precio del petróleo es bajo, Colombia recibe menos divisas extranjeras y el tipo de cambio del peso colombiano baja. Automáticamente, el coste de la vida aumenta porque se importan muchos productos de consumo. Por lo tanto, no podemos aspirar al desarrollo sostenible si no disponemos de los recursos necesarios para ello. Tenemos que trabajar en los tres aspectos al mismo tiempo. ¡Lo cual es un gran reto para nosotros! Sobre todo porque el 20 % del presupuesto nacional va para la deuda. Así pues, si queremos hablar seriamente de una auténtica sostenibilidad de las economías emergentes, hay que abordar el tema de las limitaciones externas que las lastran. Y, por tanto, el compromiso de los actores financieros con una transición ecológica que no podemos asumir solos.


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Organismos como la AFD y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) nos conceden créditos en buenas condiciones. No nos presionan mucho. Pero a los inversores privados, que suponen la mayor parte de la carga financiera, sólo les interesa una cosa: que les sigas pagando. Se trata de un problema que Colombia no puede resolver sola. Requiere cooperación internacional, al menos a nivel latinoamericano, especialmente para renegociar la gestión de la deuda. Creo que ha llegado el momento de iniciar un diálogo auténtico.

¿Qué opina del apoyo de la AFD?

Colombia es uno de los clientes más importantes de la AFD. Se han concedido préstamos con tipos de interés atractivos para apoyar importantes reformas climáticas y medioambientales, pero también sociales. Dentro del Gobierno, la AFD empieza a ser realmente conocida. Probablemente reforzaremos esta cooperación. No hace mucho hablé en los medios de comunicación de la segunda fase del Programa de Investigación sobre la Desigualdad, y pude comprobar que el trabajo de la AFD goza de reconocimiento en el país.