Proteger la biodiversidad, ¿es ante todo una cuestión de financiamiento?
Es fundamental, pero no suficiente. El financiamiento es el nervio de la guerra, pero falta saber lo que se financia. La protección del medio ambiente comienza por una voluntad política a todos los niveles, con el fin de determinar lo que se debe hacer, cómo y con quién. Luego, se necesitan recursos humanos y financieros. Tener recursos financieros sin contar con personas competentes para implementarlos, no funciona. Y de hecho es lo que nos señalan los países en desarrollo en las discusiones de preparación hacia la COP 15 sobre diversidad biológica: no disponen forzosamente de las capacidades necesarias para llevar a la práctica un acuerdo muy ambicioso.
La otra pregunta es: ¿cómo financiar todo esto? Actualmente, los financiamientos mundiales a favor de la biodiversidad se sitúan entre 124 000 y 143 000 millones de dólares al año (121 000 a 140 000 millones de euros), de los cuales 6 000 millones provienen de ayuda internacional como la del grupo AFD. Sin embargo, se necesitaría mucho más. Las estimaciones de las cantidades necesarias difieren según los estudios. Las más importantes calculan que se requieren entre 600 000 y 800 000 millones de dólares al año.
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Al mismo tiempo, se destinan muchas subvenciones públicas, alrededor de 500 000 millones de dólares al año, a proyectos que pueden destruir la naturaleza. Si este dinero ya no se destinara a financiar ese tipo de actividades, o mejor aún, si se reasignara a proyectos positivos, se cubrirían gran parte de las necesidades. Además, por medio de medidas adecuada, se podría incitar a las empresas e instituciones financieras a reducir o evitar sus impactos negativos sobre la biodiversidad. Por lo tanto, las cosas no cambiarán únicamente dedicando nuevas y enormes sumas de dinero. Antes que nada, hay que cambiar la manera de financiar y la de idear proyectos y políticas nacionales.
¿Qué es el enfoque Nature+ de la AFD?
Finance Nature+ es nuestra hoja de ruta hacia 2025 en materia de biodiversidad. Se habla de naturaleza para incluir a todos los elementos no vivos que rodean a los vivos: agua, aire, suelo… Este enfoque incluye dos compromisos primordiales: duplicar los financiamientos de la AFD destinados a proyectos que sean positivos para la naturaleza de modo que lleguen a mil millones de euros por año de aquí a 2025, y permitir que el 30 % de nuestros financiamientos destinados a proyectos climáticos también conlleven beneficios para la biodiversidad.
Asimismo, la AFD aplica un enfoque de control de los riesgos ambientales y sociales a nivel de cada proyecto, en el que la biodiversidad debe tomarse en cuenta. Si se prevé alguna destrucción, deberá evitarse, reducirse o al menos compensarse.
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Deseamos que nuestros financiamientos sean coherentes con el futuro marco mundial para la biodiversidad, que se prevé concluir en diciembre en la COP 15, principalmente a nivel de dos de sus principales objetivos: proteger al 30 % de tierras y mares de aquí a 2030, y acompañar a los sectores económicos para integrar mejor a la biodiversidad en el 70 % de los espacios restantes.
¿Qué se puede esperar de la reunión anual de los bancos públicos de desarrollo, la cumbre Finanzas en Común, organizada este año en Abiyán, Costa de Marfil, los próximos 19 y 20 de octubre?
Algunos bancos públicos de desarrollo se han interesado en el tema de la naturaleza, más allá de la cuestión climática. Hay expectativas acerca de los financiamientos que pueden aportar, pero sobre todo acerca del efecto palanca que estos pueden tener sobre los financiamientos privados. También se hablará de su papel a favor del fortalecimiento de las capacidades de los países que más lo necesitan, así como de la necesaria complementariedad de la acción con el financiamiento climático y la naturaleza.