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Ahora que las Naciones Unidas organizan el Día Internacional de la Madre Tierra este 22 de abril, una observación científica genera una nueva esperanza: aún estamos a tiempo para limitar el aumento de temperaturas a 1.5 °C, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). La condición radica en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial de aquí a tres años como máximo. Un reto que supone efectuar varias acciones de manera simultánea: a continuación, presentamos cinco de ellas:

1REDUCIR EL FINANCIAMIENTO DE LAS ENERGÍAS FÓSILES 

En su sexto informe, cuya última parte se publicó el 4 de abril de 2022, los científicos del IPCC lanzaron un llamado para reducir de manera “sustancial” el consumo de energías fósiles. En el punto de mira: el financiamiento de los sectores del gas, petróleo y carbón que, en 2021, alcanzó cerca de 742 000 millones de dólares (684 000 millones de euros) por intermediario de los 60 bancos más importantes del mundo, según destaca el informe Banking on climate chaos publicado por siete ONG.

Los compromisos expresados para cesar esos financiamientos son cada vez más numerosos. En noviembre de 2021, en la COP26 de Glasgow, el grupo AFD también se comprometió a dejar de financiar las energías fósiles (carbón, petróleo, gas) a partir de 2022. Lo cual ya era el caso para todo proyecto de producción de energía a base de carbón (desde 2013), de plantas de fuel o diésel (con excepción de los proyectos de hibridación), así como los proyectos de exploración, producción o transporte de las tres principales energías fósiles.

 

2INVERTIR MÁS EN LAS ENERGÍAS RENOVABLES

Darles la espalda a las energías fósiles supone potenciar las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono: las energías renovables, como la solar o eólica. Esas tecnologías han avanzado de manera importante en los últimos años, destacan los expertos del IPCC, y son “cada vez más viables”, al grado que actualmente, en numerosas regiones, logran rivalizar a nivel económico con el carbón, gas y petróleo.

A través de sus financiamientos (préstamos, subvenciones, garantías), el grupo AFD acompaña desde hace varios años el desarrollo de las energías renovables en los países en desarrollo. Por ejemplo, su filial Proparco brindo apoyo a la empresa d.light, que trabaja para que los sistemas solares domésticos sean accesibles a los clientes de bajos ingresos en Kenia, Nigeria, Uganda y Tanzania. En la República Dominicana participó en el financiamiento de un parque eólico de 52 megavatios que, desde 2019, permite un ahorro de emisiones correspondiente0 a 142 000 toneladas equivalente CO2 al año.

 

3LIMITAR EL CONSUMO DE ENERGÍA Y DE RECURSOS 

Otro importante reto identificado por el IPCC es la adaptación de los modos de vida a la crisis climática. En otras palabras, el control de la demanda energética, los recursos naturales y los productos alimentarios. Se pueden poner en acción varias palancas: una mejor eficiencia energética de los edificios y equipamientos, el desarrollo de modos de transporte menos emisores de gases de efecto invernadero, una disminución de nuestro consumo y nuevos hábitos de consumo, la reducción del despilfarro de alimentos…

“La mayor parte del potencial de mitigación [del impacto sobre el clima] de las nuevas construcciones se encuentra en los países en desarrollo”, observa en su informe el IPCC. En ese sentido se orienta la estrategia de financiamiento del grupo AFD, en especial a través del apoyo financiero destinado al Programa de Eficiencia Energética para las Construcciones (PEEB, por sus siglas en francés) implementado en varios países del Magreb y el Cercano Oriente. 

En Addis-Abeba (Etiopía), la Agence française de développement apoyó a la municipalidad para mejorar su oferta de transporte público, con la construcción de una primera línea de autobuses con alto nivel de servicio (carriles reservados, parabús, sistemas de gestión de tráfico) con capacidad para transportar a 5 400 personas por dirección y por hora. En Turquía, las obras de construcción del tranvía del Cuerno de Oro, en el centro histórico de Estambul, recibió un financiamiento de 93 millones de euros.  

 

4PROTEGER A LOS ECOSISTEMAS

Los bosques, océanos, suelos agrícolas, zonas húmedas y otros ecosistemas tienen una función crucial en la regulación climática, al absorber una parte importante de nuestras emisiones de CO2. Desgraciadamente, esos espacios naturales sufren considerables degradaciones que reducen su capacidad de almacenamiento del carbono, pero también de protección de la población hacia eventos climáticos extremos. Actualmente, debido a su alarmante nivel de degradación, resultan frágiles aliados de la lucha contra el cambio climático.

Por consiguiente, su protección se ha convertido en una prioridad. Más aún cuando lograr cumplir con los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima -limitar el alza de temperaturas promedio de 2 °C, o incluso 1.5 °C para 2100- también resulta fundamental para preservar la diversidad biológica de esos ecosistemas y sus funciones.


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Para limitar la degradación de la naturaleza y restaurar los ecosistemas, el grupo AFD se comprometió a que, en 2025, al menos el 30 % de sus financiamientos climáticos también conlleven beneficios para la biodiversidad. Este objetivo se logró desde 2021 con 2 000 millones de euros destinados al financiamiento climático favorable a la naturaleza, o sea el 33 % de sus financiamientos climáticos.

El programa Ghabati-Hayati, aprobado en 2021 por un monto de 103 millones de euros, acompaña la gestión sostenible de bosques y parques nacionales en Marruecos. Contribuye a la transición de bajo carbono, resiliente e inclusiva del país, así como a la protección y al mantenimiento de su biodiversidad.

 

5PLANEAR LA TRANSICIÓN

Lograr la transición hacia sociedades menos emisoras de gases de efecto invernadero supone organizar las acciones previstas desde diferentes niveles, de reunirlas en una estrategia coherente. Es lo que se esfuerza por hacer el grupo AFD en numerosos países.

Se utilizan varias herramientas financieras. La Facilidad 2050 acompaña a treinta países socios (Argelia, Brasil, Camboya…) en la elaboración e implementación de sus estrategias de desarrollo de bajo carbono y resilientes a largo plazo. A través de un programa de cooperación técnica coordinado por Expertise France, la Facilidad apoyó por ejemplo a Colombia para formular su estrategia climática y presentarla ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CCNUCC) en 2021. También financia el proyecto de modelización macroeconómica Gemmes que ya ha permitido medir los impactos socioeconómicos del cambio climático en Vietnam.

Los préstamos de política pública constituyen otra herramienta fundamental de apoyo para formular y aplicar acciones públicas enfocadas hacia trayectorias de desarrollo de bajo carbono. Cuentan con tres componentes: un apoyo presupuestario, un diálogo apoyado en una matriz de indicadores y una cooperación técnica. Un préstamo de este tipo permitió una cooperación de gran magnitud entre Turquía y Francia sobre el tema de la adaptación de los bosques a los retos medioambientales, de 2019 a 2021. El año pasado, 1 600 millones de euros se destinaron al financiamiento presupuestario de política pública a favor del clima.


Acciones de la AFD en el área del clima